PAPEL
AMATE (en náhuatl: ámatl) es un tipo de papel vegetal cuyo
origen se remonta a la época prehispánica de Mesoamérica.
El papel amate
se realiza de modo artesanal, aplastando las cortezas de los jonotes blanco y rojo (Ficus cotinifolia y Ficus
padifolia), mismas que se cuecen en agua con cal (Miller y
Taube, 1993: 131). El resultado es una lámina vegetal fibrosa de colores que
van del marrón oscuro al amarillo paja. El material es parecido a las telas de
corteza o barkcloths elaboradas por los pueblos autóctonos de las islas del
Pacífico sur. En época prehispánica y al principio de la colonia, el papel
amate se elaboraba utilizando la corteza interna de otros árboles como ficus y
morus.
Su uso en
Mesoamérica se ha ubicado en la lejanía del Preclásico Medio, a
principios del primer milenio antes de la era cristiana. Algunas
representaciones iconográficas de los pueblos mesoamericanos prehispánicos dan
cuenta del uso de este material, por ejemplo, el Monumento 52 de San Lorenzo (sureste de Veracruz, México)
representa a un personaje ataviado con orejeras de papel amate (Miller and
Taube, 1993: 131). El amate se utilizó no solamente para la elaboración de
códices mesoamericanos, también se ha encontrado en ofrendas prehispánicas
arqueológicas.
Hoy en día se
puede encontrar en la comunidad Otomí San Pablito del municipio de Pahuatlán perteneciente al estado de Puebla,
la manufactura del papel amate como una forma de artesanía y fomento al
turismo.
En san Pablito
existe un museo en donde muestran la elaboración del papel además de tener
grandes diseños de este papel en donde uno puede apreciar dicho arte.
Si bien ha habido innovaciones
menores, el papel amate aún utiliza el mismo proceso básico utilizado en el
periodo prehispánico. EL proceso comienza obteniendo la corteza para hacer
la fibra. Tradicionalmente, se utilizan árboles de la familia del ficus. (Ficus). Las especies más
usadas son F.
cotinifolia, F. padifolia
y F. petiolaris,
el árbol tradicional del amate, y otras especies no relacionadas al ficus Morus celtidifolia, Citrusanurantifolia and Heliocarpos
Donnell-Smithii Rose. Se prefiere la suave corteza interior del
árbol, aunque otras partes se usan también.
En el periodo prehispánico, la
corteza se mojaba por un día o dos para suavizarla. Una innovación documentada
en el siglo XX fue la de hervir la corteza, lo cual acelera el proceso. Para
acortar el tiempo de suavizado aún más, cenizas o cal se mezclaban en el agua. Ahora se
utiliza también sosa cáustica la cual puede reducir el
tiempo de hervido a seis y hasta a tres horas. Después de hervida, se enjuaga
en agua limpia, y, si se requiere, se blanquea total o parcialmente utilizando
cloro. Si el papel se colorea, se utilizan anilinas industriales en la
mayoría de los casos.
Las fibras húmedas se colocan en
tablas del tamaño del que se quiere hacer el papel. Las tablas se frotan con
jabón para que las fibras no se peguen. Las fibras se acomodan en tablas de
madera y son aplanadas a golpes con una piedra volcánica. EL papel de mayor
calidad es hecho acomodando las fibras a modo de retícula. SI se busca un
acabado más tosco o rústico, las fibras se colocan de modo más caótico. Este
proceso de maceración libera carbohidratos solubles que sirven como resina para
aglutinar el papel. Una vez aplanado, se puede frotar el papel con una cáscara
de naranja si se quiere dar un acabado liso y suave.
La masa aplanada se lleva a secar
al sol, aún en la tabla. Dependiendo del clima, soleado o no, esto puede llevar
desde un par de horas hasta días.
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