El AUTOGIRO o girocóptero es una aeronave de ala giratoria, es decir, vuela como los aviones pero su ala es
un rotor que
gira por la acción del viento relativo que lo atraviesa de abajo a arriba. Por
ello, se puede considerar un híbrido entre el aeroplano y el helicóptero:
al igual que el aeroplano, su propulsión se realiza mediante una hélice, pero, además de alas, tiene un
rotor como el helicóptero. Este rotor no está conectado al motor de la aeronave, por lo que gira
libremente «autogira», impulsado por el aire, generando así la fuerza de
sustentación. En el helicóptero, por el contrario, la propulsión y la
sustentación se producen en el rotor, que sí está impulsado por el motor.
El autogiro puede conseguir
velocidades de vuelo muy lentas, aunque no tiene la posibilidad de detenerse en
el aire.
Es un aparato muy seguro, que tiene
solamente un momento crítico: tras el aterrizaje,
mientras el rotor aún no se ha detenido, una ráfaga fuerte de viento puede
volver a elevarlo.
El autogiro fue invención del
ingeniero español Juan de la
Cierva, quien desarrolló el rotor articulado que más tarde usarían los helicópteros
aunque es pasivo, este sistema diseñado por de la Cierva compensaba la
diferencia de empuje del aire batido, cuando la pala va hacia adelante, con el
batido, cuando va hacia atrás, que hacía volcar tanto al autogiro como al
helicóptero. En su primer vuelo, el autogiro logró recorrer 200 metros en 1923
y más tarde, realizó el primer viaje entre aeródromos desde Getafe a Cuatro Vientos en 1924. Hay que destacar que de la
Cierva nunca se interesó por los helicópteros, a los que consideraba demasiado
complicados para volar y proclives a los accidentes.
Los primeros modelos de autogiros de
de la Cierva disponían de unas pequeñas alas que hacían la función de alerones
para controlar el alabeo. Posteriormente su inventor introdujo una articulación
en la cabeza del rotor y le aplicó «mando directo» haciendo innecesarias las
citadas alas. Así mismo en los modelos más avanzados se podría transmitir
fuerza del motor al rotor por medio de un pre lanzador, acortando así la
carrera de despegue,
hasta llegar al «despegue de salto», prácticamente vertical. El primer pre
lanzador fue diseñado por Heraclio Alfaro Fournier. Un
perfeccionamiento posterior fue el llamado rotor auto dinámico, introduciendo un ángulo respecto a la
vertical en la articulación de arrastre, sistema que mantenía las palas del
rotor en «paso fino» hasta que alcanzada una cierta velocidad y se desembragaba
el motor, momento en el que las palas se desplazaban en arrastre aumentando
bruscamente su ángulo de ataque, y generando así la sustentación necesaria para
el «despegue de salto».
El nacimiento de los helicópteros
propició el declive de los autogiros hasta su práctica desaparición, aunque en
tiempos más recientes ha habido un cierto resurgir entre la aviación deportiva,
tanto por iniciativas comerciales como por aficionados que construyen sus
propios autogiros.
En caso de
una parada del motor en vuelo, el autogiro planea y comienza a descender
lentamente, tal como cae la semilla de un sicomoro, que tiene una
forma de hélice que hace que caiga suavemente del
árbol en auto
rotación, cuanto más rápido lo haga, tanto más
rápido giran las palas del rotor, almacenando energía y proporcionando mayor
sustentación. También en un helicóptero se puede recurrir a la autorrotación para tomar tierra sin
motor, pero el piloto tiene que actuar sobre el paso colectivo y colocar el
rotor en régimen de autorrotación.
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