La VID, es un género con alrededor de 60 especies aceptadas, de las casi
800 descritas, perteneciente
a la familia Vitaceae. Se distribuye
predominantemente por el hemisferio norte. Su importancia económica se debe al
fruto, la uva, utilizada tanto
para consumo directo como fermentada para producir vino. El estudio y
cultivo de las uvas se denomina viticultura.
El
fruto de varias de las especies se utiliza comercialmente para su consumo como
uvas frescas y para la elaboración de vino.
La especie más importante
es Vitis vinifera, con tronco retorcido,
llamado cepa, vástagos nudosos y flexibles, llamados sarmiento,
hojas alternas, pecioladas, grandes y partidas en cinco lóbulos puntiagudos,
llamadas pámpanos, flores verdosas en racimos, y cuyo fruto es la uva. Originaria de Asia, se cultiva en todas
las regiones templadas. Al conjunto de vides cultivadas en un campo se le
denomina viña o viñedo.
La vid produce las uvas, fruto con el jugo
del cual se produce el vino. Por el contrario las
vides salvajes o silvestres, no cultivadas, poseen unas hojas más ásperas, y
las uvas son pequeñas y de sabor agrio.
El cultivo de la vid para
la producción del vino es una de las actividades más antiguas de la
civilización, probablemente contemporánea al comienzo de ésta.
Existen pruebas de que los
primeros cultivadores de viñas y productores de vino, se encontraban en la
región de Egipto y Asia Menor,
durante el neolítico.
Al mismo tiempo que los primeros asentamientos humanos permanentes empezaron a
dominar el arte del cultivo y la cría de ganado, así como el de la producción
de cerámica.
La
vid se reproduce por estaca; es conveniente dejarle a la rama tierna un poco de
sarmiento viejo, para favorecer con ello el desarrollo de las raíces, no
conviene hundir mucho las estacas, siempre y cuando el terreno no se deseque o
agriete excesivamente.
Precisa que queden
enterradas las yemas y que otra emerja del suelo, cubriéndola, a ser posible,
con tierra, en los rigores del frío.
A veces también se planta a
barbados, es decir, por vástago o sarmiento que ha echado raíces.
Generalmente las viñas se
plantan a tresbolillo, dejando unos dos metros de separación entre planta y
planta. En cuanto a la época de plantarlas, en España se acostumbra a hacerlo
en el mes de enero.
Las
vides se plantaron tradicionalmente usando árboles como tutor. En el Imperio
Asirio, las vides aparecen representadas creciendo alrededor de
árboles que se asemejan a pinos. La primera prueba documental del maridaje de
olmos y vides la encontramos en la Grecia Clásica, donde se menciona un vino
llamada Pteleaikós oinos que
hace referencia a la región dónde se producía, Ptelea (olmo). Durante la época
Romana el cultivo de las vides maridadas a los olmos adquiere mayor
importancia, como se refleja en los tratados de agricultura. La práctica fue
tan común que aparece de moda recurrente como tópico en la literatura. En el
siglo I A.C., cuando aparece la máxima latina Pirum, non ulmum accedas, si cupias pira (Al peral acude, no al olmo, si
quieres peras) de donde procedería la expresión Pedirle
peras al olmo, dado que la fruta que se asociaba a este árbol no era la
pera sino la uva. Los textos clásicos son copiados durante la Edad Media, y
sólo los agrónomos árabes de la península ibérica proporcionan nuevas pruebas de la
relación entre vides y olmos ya en el siglo XII. Cuatro siglos después la
utilización de olmos como tutores de las vides era rara en España, pero el
maridaje de las vides con árboles, aunque no olmos, duró en el Sur de España o
en los alrededores de Barcelona hasta el siglo XIX. Sin embargo en Italia olmos y vides se plantaban juntos
incluso en el siglo XX, antes de que la grafiosis comenzara a atacar las
plantaciones de árboles y los agricultores se vieran obligados a sustituirlos
por postes.
Antiguamente los viñedos se
plantaban en los peores terrenos y esparcidos por estos sin ningún tipo de
orden, aprovechándose muy bien el espacio con más de 4000 cepas por hectárea.
Tenían el inconveniente de requerir mucha mano de obra para realizar los
cuidados y recogida de la uva, por lo que en las nuevas plantaciones se
empezaron a alinear las cepas, dejando mayor espacio entre ellas, con el
objetivo de poder usar animales para realizar algunas labores. Con la llegada
de la maquinaria agrícola los pasillos entre las diferentes hileras tuvo que
empezar a ser mayor, reduciendo el número de plantas, pero ganando en
comodidad. Los sistemas de emparrado hacen más regular la maduración y
permiten incluso mecanizar la vendimia.
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