QUICO es un personaje de ficción en la serie de televisión El Chavo del
Ocho. Por razones legales, el personaje también es
conocido como Kiko. Es interpretado por Carlos Villagrán en la
serie original y en la versión animada su voz es interpretada por Sebastián Llapur. Su nombre completo sería Federico Mátalas Callando Corcuera; este nombre se deduce del nombre
completo de doña Florinda, Florinda Corcuera y Villalpando, Vda. de
Mátalas Callando. Sin
embargo en el sitio web oficial de Chespirito se afirma que su nombre es Federico Bardón de la Regueira.
Quico tiene 9 años de edad, aunque en
uno de los primeros episodios dice que está a punto de cumplir los 7, y es el
único hijo de Doña Florinda.
Es un niño que tiene todo para él y su mamá lo ha criado en la creencia de que
él es mejor que la gente de la vecindad y que los vecinos de allí no están a su
altura. Sin embargo, Quico no termina de convencerse de ello. Es huérfano de
padre, ya que este, que era teniente de fragata de la Marina Armada de México,
murió cuando naufragó su barco y él fue comido por un tiburón (o una ballena).
De ahí que en la serie se diga que "Federico
descansa en pez'" y no en paz.
Es un niño
sumamente engreído, creído y manipulador, reclama toda la atención para él y no
escatima en nada para lograrlo. A veces sale lastimado o golpeado en las peleas
con el Chavo y logra que su mamá lo defienda
siempre, pero ella se pasa la vida golpeando a Don Ramón,
a base de cachetadas u otras agresiones. Tiene buenos sentimientos y es muy
cariñoso en el fondo. Generalmente se escuda tras la máscara de ser el
"rico" de la vecindad, alardeando de todo lo que tiene y no es capaz
de alabar los pequeños triunfos de los demás. Si alguien consigue algo, él debe
tener algo superior; por eso resulta muy entretenido verlo. Un ejemplo es
cuando el Chavo empezó a vender aguas frescas y Quico enseguida consiguió su
propia tienda. Su madre no se enfada regularmente con él, pero cuando lo hace
llama a Quico "¡Federico!" con gran fuerza, lo que causa que él diga
"Es que tú me dices Federico cuando estás enojada conmigo", aunque le
perdona casi de inmediato. Usualmente el gag más recurrente siempre ocurre a
causa de su propia soberbia, por ejemplo, El Chavo consigue crear algo para
entretenerse, como hacer su propio carrito, de pronto llega Quico y al ver el
carrito del Chavo, el saca un carrito que le compraron anteriormente y lo
presume al Chavo, el Chavo abandona su juguete y le pide prestado el suyo a
Quico, quien, obviamente no se lo presta y, peor aun, termina destrozando de
algún modo el juguete del Chavo. Este, enfadado, intenta golpearlo, Quico pide
ayuda a su mamá, Don Ramón sale a tratar de calmar al Chavo y en ese momento
sale la mamá de Quico quien cree que Don Ramón está molestando a Quico y
termina golpeándolo. Quico ama a su mamá y trata de obedecerla, pero siempre
buscando sus propios intereses por encima de los de ella. Se involucra con sus
amigos como el Chavo, la Chilindrina y Ñoño, a pesar de que Doña Florinda
le dice que no se junte con "la chusma". Quico siempre anda
pidiéndole cosas a su mamá, quien a veces, sin ver su
"discriminación" ante los demás, se sobrepasa y le da más de lo que
él le pide. Suele caer bien a los demás, aunque tras su imagen dulce muestra
antivalores como la envidia y la codicia.
Sin embargo,
Quico es un completo cabeza hueca y sus tantas torpezas lo hacen cómico y hasta
querendón. Por su edad suele ser muy concreto, pero hay ocasiones en que abusa.
Tiene buen corazón cuando la situación lo amerita y es muy entusiasta y
divertido, sobre todo cuando esta con sus amigos, es sumamente torpe y al mismo
tiempo atento y despierto, también es el dolor de cabeza del Profesor Jirafales
por lo que éste es muy paciente.
En 1979
exactamente, después del capítulo de Acapulco, en el cual Doña Florinda lleva a
la Chilindrina y al Chavo a un cine a ver El Chanfle,
el personaje de Quico no fue visto ni mencionado nunca más en la serie, como si
él nunca hubiera existido. Su ausencia es explicada por Doña Florinda ante una
pregunta de Don Ramón del porqué no fue con "Su hijo", en donde le
responde que "Su hijo" (ya no le dicen Quico), se había ido a vivir
con su madrina la rica para no estar más entre la chusma.
Él viste un
traje de marinero muy singular, muy similar a una traje de baño de principios
del siglo XX. El traje es de color negro de dos piezas. La parte de arriba
tiene una corbata roja que termina en dos rayas blancas, la camiseta es de
cuello "V" y de manga larga. Los pantalones son sustituidos por unos
pantalones cortos hasta la rodilla y se combinan con un sombrero de colores
amarillo, azul y rojo pegado a la cabeza. Las medias son amarillas y llegan
hasta las rodillas, y las zapatillas son de color blanco. Este personaje sufrió
un cambio en su vestimenta cuando Carlos Villagrán lo
re-bautizó como "Federico" y luego como "Kiko", dotándolo
de unos colores blanco con detalles rojos en Federico y rojo con detalles blancos en ¡Ah, qué Kiko! en vez del clásico negro.
Luego de la salida de Carlos Villagrán del elenco de el
Chavo del 8, este no podía reencarnar al personaje con el nombre de
Quico, porque los derechos del personaje los tenía Roberto Gómez Bolaños, entonces decide
rebautizarlo como Kiko, al hacer esto, se libra de una posible demanda de Roberto Gómez Bolaños ya que los derechos de autor no
contempla "El uso de palabras similares que suenen igual a la palabra
registrada".
Desde 1981 a
1986, Villagrán trabajó en tres proyectos con el personaje de Kiko en Venezuela.
El primero fue El niño de papel. El segundo proyecto fue Federico junto a Ramón Valdés,
centrado en las aventuras del personaje, parodiando muchas veces al Chavo del
8, a pesar del cambio de nombre, era técnicamente el mismo personaje. El
tercero fue Kiko Botones en 1986, mostraba al personaje como un
botones de un hotel en Caracas. En 1987 recibe una propuesta de Canal 13 para
realizar su propio programa llamado ¡Ah, qué Kiko!, junto a Ramón Valdés.
El uso de Kiko
o Quico depende del contexto en donde se use, si uno se está refiriendo a la
serie El Chavo del
Ocho, se debe usar Quico, ya que así es el nombre que concibió Roberto Gómez Bolaños, ahora si uno está
hablando de proyectos fuera del Chavo del Ocho, se debe nombrar como Kiko.
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