Le decían TATA CORIÑÍ y lo conocí en un rancho de San
Antonio de la Sierra, descendiente de la tribu Pericú en la península de Baja
California Sur y era considerado un Chamán. En México, los chamanes y/o psicólogos
autóctonos son llamados Hombres de
conocimiento y comandaban, uno o varios a la vez, cada tribu de los
antiguos habitantes de ésta región de América. Esos hombres eran destacados por
su inteligencia, intuición y capacidad de videncia. Al parecer, a partir de los
toltecas, estos hombres de conocimiento comenzaron a fundar linajes, mediante los que, a través
de una cadena de sucesores, transmitían
de generación en generación, su particular forma de crear la realidad.
Se desconoce el número de linajes que actualmente existen en México. Unos
sobrevivieron a la conquista, mientras que otros fueron creados después de
ella.
Se les encuentra en casi todo el pueblo formando una
subcultura compleja de riqueza extensa. Se dedican a curar enfermedades, a
pronosticar el futuro, a dar consejos y a aliviar angustias.
Los estudios sobre chamanismo indican que a veces, mediante hierbas,
raíces, sustancias vegetales, sugestión o efecto
placebo cumplen la función de curanderos,
y realmente sanan. Por otra parte, se supone que su poder de sugestión produce
efectos terapéuticos en quienes padecen pánico, angustia y otros desequilibrios
psíquicos. Los estudios revelaron que tribus dominadas por los incas de América
del Sur poseían conocimientos que les permitían controlar la depresión
mediante el uso de fármacos
obtenidos con una química rudimentaria.
El Chamán convierte a los espíritus de la naturaleza y de los hombres en
sus "Familiares". Los antropólogos
que estudiaron el fenómeno del chamanismo, que se encuentra tanto en pueblos siberianos como
entre los sintoístas
de Japón,
las tribus indígenas del Norte, Centro y Sur de América
y las de Australia
y Nueva Zelanda,
aunque con nombres diversos, señalaron que pueden realizar "Viajes"
al mundo espiritual mediante estados modificados de conciencia y para
recibir conocimientos. Con todo, el prestigio del chamán en la tribu deriva muy
directamente de su poder de sanar.
Los Chamanes cumplen un papel central en las comunidades
cazadoras y recolectoras, como depositarios de sabiduría. Su don es recibido
por herencia, ocasionalmente por vocación, pero suele exigir siempre pasajes de
iniciación, consistentes en largos ayunos, retiros y, en ciertos casos,
ingestión de alucinógenos. Suelen ser elegidos por familias
y posteriormente por los espíritus, y deben someterse a un riguroso
entrenamiento. Entre sus funciones están comunicarse con los espíritus para
corregir los errores de la comunidad a la que pertenecen, por lo cual también
restauran la armonía entre el hombre, su mundo espiritual y el mundo físico.
No se atribuye a los chamanes el papel de sacerdotes,
ya sea porque está asignado a otros individuos o porque no existe una clase
sacerdotal. En este caso, toda la religiosidad
tiene su centro en la figura del chamán, el único intermediario con los
espíritus.
El Chamán, es un individuo al que se le atribuye la capacidad de
modificar la realidad o la percepción colectiva de esta, de manera que no
responden a una lógica causal. Esto se puede expresar finalmente, por ejemplo,
en la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus y de presentar
habilidades visionarias y adivinatorias. Es el término usado para indicar a
este tipo de persona, presente principalmente en las sociedades cazadoras y
recolectoras de Asia,
África,
América
y Oceanía
y también en culturas prehistóricas de Europa. En
algunas culturas se cree también que el chamán puede indicar en qué lugar se
encuentra la caza e incluso alterar los factores climáticos.
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