La Triumph Tiger es el modelo de motocicleta de más éxito de la historia reciente de esta marca, con 46.182 unidades fabricadas en la factoría de Hinckely desde el lanzamiento de la primera versión tricilíndrica en 1993. Alan Cathcart se ha subido a ella y la ha definido con un término italiano que la describe a la perfección: 'moto totale'
“Supongo que un modelo
adaptado al mundo real, que puedas utilizar para ir a trabajar cada día, ir
acompañado de compras, salir los domingos a divertirte incluso rodeado de motos
deportivas, a la que puedas instalar unas maletas y marcharte a hacer
kilómetros... Sí, estoy hablando de un tipo BMW R1200 GS. Pero en el bar en el
que suelo parar cerca de casa, tengo dos amigos, uno que ya va por su tercera
Triumph Tiger y otro por su segunda, y ninguno de ellos muestra el menor
interés por las maxitrail que suelo llevar de pruebas de la competencia”
El proyecto Tiger Sport
comenzó hace cinco años, aunque ha sufrido sucesivos retrasos debido al
trasvase de recursos humanos y técnicos para el desarrollo de las nuevas
versiones Tiger 1200. Pero según el Responsable de Producto de Triumph, Simon
Warburton, en la marca piensan que todavía hay un hueco para un modelo trail de
concepción sobre todo asfáltica y polivalente para uso deportivo y turístico.
Es decir, un paso intermedio entre una Speed Triple y una Tiger 1200.
Y dado el número de cambios introducidos, no se trata de una evolución con una
esperanza de vida de un par de años, no.
Al añadir la denominación
Sport, modificar 120 componentes respecto a la versión anterior, y diseñar una
estética más agresiva, Triumph ha posicionado a la nueva Tiger en lo que
podríamos llamar un segmento deportivo-aventurero-turístico. Hay que destacar
que es una moto que no se ha querido adornar con todo el equipamiento
electrónico que introducen no sólo las últimas novedades de Triumph, sino
también del resto de marcas. Los británicos afirman que hay un mercado para
estos modelos. ¡Así no tendrás que pedir a tu hijo que te enseñe cómo demonios
van todos esos botones!
El chasis de doble viga de aluminio es el
mismo que en la versión anterior, pero con un lanzamiento medio
grado más inclinado, mientras el avance se incrementa 4,2 mm hasta los 89,7 mm,
todo ello en pos de una mayor precisión y estabilidad. La horquilla es una
nueva Showa invertida con barras de 43 mm totalmente regulable. El amortiguador
(de la misma marca japonesa) es regulable en compresión y precarga, este último
por medio de una incómoda llave C en lugar de un pomo remoto. Ello te invita a
no jugar con los reglajes como te gustaría.
Ambas suspensiones reciben
muelles más duros a tono con su nueva etiqueta Sport, a la vez que se han
modificado las válvulas de los hidráulicos para un funcionamiento más firme. No
en vano, la nueva Tiger admite más capacidad de carga. De los 200 kg anteriores
se pasan a los 220 kg actuales. En el catálogo de accesorios se incluyen
maletas con 10 kg de capacidad que se benefician de un nuevo subchasis más
reforzado. En la izquierda, de 31 pulgadas, puedes encajar un casco integral, pero no
en la derecha de 24 pulgadas, porque por ahí discurre el escape. Es la segunda
generación del Triumph Dynamic Luggage System, que ahora utiliza un cable de
conexión entre ambas maletas en lugar del brazo rígido anterior, de modo que se
aíslan los movimientos procedentes del chasis a alta velocidad.
Por primera vez en la historia de las Tiger, el
basculante es un monobrazo de aluminio. Aumenta 30 mm su longitud respecto al
doble brazo precedente y no es el mismo que en la Speed Triple. Además de
mejorar la imagen, permite más espacio para los escapes y las maletas. Los
discos delanteros Sunstar de 320 mm se accionan mediante pinzas Nissin radiales
de cuatro pistones. Éstos y el disco trasero de 255 mm incorporan ABS
desconectable, la última generación de Nissin denominada NK2R2. Las Tiger
fueron de las primeras Triumph en introducir ABS. Según Warburton, «La
distancia de frenado se reduce siete metros a 130 km/h respecto al anterior».
También son exclusivas de la Tiger Sport las llantas de 17", la trasera
1,3 kg más liviana que su antecesora, estando equipadas con los nuevos
neumáticos Pirelli Angel GT, el trasero un 180/55.
Aunque a sus mandos se siente cómoda, no es a
expensas de su manejabilidad o agilidad. A pesar de una considerable distancia
entre ejes de 1.540 mm, se cambia de dirección con suficiente agilidad en
carreteras de montaña sin resultar cansada. No obstante sus muelles son más
duros, el actual paquete Showa tiene un comportamiento superior y no se refleja
en una conducción más agria. Te ofrece confianza e incluso confort. Notas que
es más rígida en frenadas, porque el tren delantero se hunde menos cuando
exiges el máximo a las pinzas Nissin. Sin embargo, el mordiente inicial no es
sobresaliente, lo que creo que es consecuencia de la elección de las pastillas.
En el tramo final de la frenada, sí funcionan con contundencia. En cuanto al
ABS, de delante me saltó un par de veces en tramos de carretera todavía con
restos de sal por las heladas invernales y se aprecia muy controlable. El freno
trasero no es muy potente y no conseguía hacer saltar el ABS trasero ni a
propósito.
Es difícil no sentirse impresionado por la
nueva Tiger Sport después de un largo día de pruebas. La principal causa es que
Triumph ha regresado a ese motor flexible y que te perdona errores, además de
melódico y pleno de par, rápido pero amistoso. Con su excelente manejabilidad,
correcta dirección y posición de conducción relajada, es una verdadera moto
para cualquier ocasión.
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