Erwin Johannes Eugen Rommel nació en Heidenheim an der Brenz el 15 de
noviembre de 1891,
murió en Ulm el 14 de octubre
de 1944
fue un militar, y el más famoso mariscal de campo alemán
en alemán Generalfeldmarschall, durante la Segunda Guerra Mundial. Recibió el apodo
de Zorro del Desierto Wüstenfuchs
a raíz de su habilidad como comandante del Deutsches
Afrika Korps durante las campañas militares de dicho cuerpo en África del Norte, entre 1941 y 1943. Posteriormente
recibió el mando de las unidades alemanas estacionadas en Francia
para contener la previsible invasión aliada, que acabó materializándose en Normandía.
Rommel es recordado frecuentemente no sólo por sus
señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con sus adversarios fue
uno de los mandos alemanes que se negó a obedecer la Kommandobefehl. Tras el atentado del 20 de julio de 1944 contra Adolf Hitler,
fue acusado de haber participado en el mismo y obligado a suicidarse para
evitar represalias contra su familia y su personal cercano.
Erwin Johannes Eugen Rommel nació el 15 de
noviembre de 1891
en Heidenheim an der Brenz, un pequeño pueblo
a unos 45 km de Ulm,
en Wurtemberg.
Fue el segundo hijo de Erwin Rommel y Helene von Luz. Ambos progenitores
profesaban la fe protestante, por lo que el joven Erwin Johannes
Eugen fue bautizado en la misma el 17 de
noviembre del mismo año. Tanto su padre como su abuelo paterno eran
profesores de matemáticas de cierto renombre, mientras que la madre era la
primogénita de Karl von Luz, quien fuera gobernador civil en Ulm Regierungs-Präsident. Sus padres eran
por tanto gente conocida y respetada en su entorno, aunque de clase burguesa.
Tuvo cuatro hermanos: Manfred murió siendo niño; Helena se dedicó también a la
enseñanza, en Stuttgart;
Karl sirvió en la Primera Guerra Mundial como piloto y
resultó lisiado al contraer la malaria estando de servicio en el Imperio
otomano; y Gerhardt siguió una carrera como cantante de ópera de
moderado éxito.
Rommel podría ser clasificado durante su periodo infantil
como el hijo que cualquier madre querría tener. «Era un niño muy dócil y amable.
Bajito para su edad hablaba muy lentamente y sólo después de reflexionar
largamente. Tenía muy buen carácter, era amistoso y no se asustaba de nada».
En 1898,
Erwin Rommel padre es nombrado director del Realgymnasium de Aalen, un importante centro de enseñanza en su tiempo. El
joven Erwin Johannes empezó a asistir a dicho colegio como alumno, en donde
mostró síntomas propios de un superdotado:
se aburría en clase, no mostraba ningún interés por las materias tratadas y,
sin embargo, aprobaba año tras año sin ningún esfuerzo. Era reservado y se
mantenía a distancia de sus demás compañeros.
Durante su adolescencia
la situación cambió para mejor. Desaparece su mansedumbre infantil, reemplazada
por el estallido continuo de energía que le caracterizaría ya durante todo el
resto de su vida. Comenzó a interesarse por todo tipo de actividades
deportivas, especialmente el esquí y la bicicleta. Sus notas mejoraron de manera muy apreciable,
consiguiendo graduarse con buena nota. Junto con un amigo suyo llamado Keitel
sin relación con el mariscal del mismo nombre construyó un modelo de
planeador a tamaño natural; consideró la idea de estudiar ingeniería,
pero ante la oposición de su padre se alistó en el ejército.
Presentó solicitudes en regimientos de artillería
e ingenieros, pero en ambos le comunicaron que no
había plazas disponibles. Así que se presentó a infantería.
Durante las pruebas médicas le diagnosticaron una hernia
inguinal, de la que se operó. Tras una convalecencia de casi cuatro
meses, el 19 de julio
de 1910
se incorporó al 124.º regimiento de infantería
«König Wilhelm I» 6.º de Wurttemberg en Weingarten
con el rango de «aspirante» cadete.
En el sistema alemán, los aspirantes a oficial
debían cumplir un tiempo de servicio como soldados
antes incluso de ser enviados a la academia de oficiales. Rommel fue ascendido
a cabo
en octubre y a sargento
en diciembre. En marzo de 1911 fue trasladado a la Kriegsschule escuela de
guerra de Danzig.
Allí conoció, a través de un amigo suyo de la academia, a Lucie Marie Mollin,
hija de un terrateniente prusiano que se encontraba en Danzig estudiando idiomas.
Completamente enamorado, empezó con ella una relación formal que les conduciría
al matrimonio unos años después, en 1916, durante un corto permiso durante la Primera Guerra Mundial. El matrimonio
produjo bastante malestar en la familia de la novia, ya que eran católicos
y no vieron el enlace con buenos ojos.
Cuando Rommel volvió a su regimiento tras graduarse en
enero de 1912,
se mantuvieron en contacto escribiéndose prácticamente a diario, costumbre que
Rommel mantendría inalterada en todos sus posteriores periodos de separación.
Su viuda Lucie Marie Rommel logró conservar grandes cantidades de esas cartas a
pesar de los saqueos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1913 fallece su padre de forma súbita. Su madre siguió
viviendo en la casa familiar, manteniendo el contacto de forma fluida con todos
sus hijos hasta su muerte en 1940.
En 1928, Erwin y Lucie tuvieron a su único hijo, Manfred
Rommel, que con los años sería secretario de Estado y alcalde de Stuttgart.
Sin embargo, los historiadores John Bierman y Colin Smith
afirman que Rommel tuvo una aventura en 1913 con Walburga Stemmer,
una joven frutera de Weingarten.
De esa relación extramatrimonial nacería Gertrud Pan. Según los autores,
Walburga se suicidó en 1928,
al enterarse del nacimiento de Manfred.
La intervención de Rommel en la campaña de Polonia fue
escasa en cuanto a resultados, pero enormemente influyente en los años
posteriores. Cumpliendo con sus funciones de Jefe de Seguridad, pasó mucho
tiempo conviviendo con Hitler. Durante el mismo vio los rasgos positivos del
carácter del Führer: seguridad
en sí mismo, valor personal, dotes de mando, capacidad de gestión y una
tendencia a seguir sus impulsos en contra de lo que opinaban las mentes más
conservadoras del Estado Mayor General. Al ser una campaña tan corta como
exitosa, no llegó a conocer entonces la obstinación irracional de Hitler, sus
ataques de rabia histérica, o su decisión de sacrificar cualquier cosa con tal
de conseguir sus objetivos, incluyendo a sus soldados o la propia Alemania.
Hasta que pudo verlo por sí mismo años después sobre todo a raíz de la batalla de El
Alamein, en 1942,
Rommel se formó una imagen limitada de quien era su comandante en jefe.
Al acabar la campaña, Rommel quedó de nuevo agregado al
Estado Mayor de Hitler. Este profesaba mucha simpatía al dinámico general que
tan poco se parecía a los oficiales prusianos, de ascendencia noble la mayoría,
que tanto abundaban en el Estado Mayor General y a los que despreciaba. Un buen
día le preguntó en una conversación casual qué era lo que más le gustaría. Rommel
no lo dudó ni un instante: «El mando de una división blindada».
El 15 de febrero de 1940 Rommel tomó el mando
de la 7ª División Panzer, en Godesberg, reemplazando al general Georg Stumme.
Era la primera vez que ostentaba el mando de una unidad de blindados.
Inmediatamente puso manos a la obra y pasó los meses siguientes entrenando
intensivamente con su nueva unidad, conociendo a sus oficiales y preparando a
todos para el tipo de guerra que tenía intención de ejecutar.
A lo largo de la campaña de Francia, Rommel llevó al extremo la
nueva táctica de la Blitzkrieg y
se distinguió por dirigir a sus hombres desde la primera línea para hacerse una
idea en tiempo real de la situación, asumiendo numerosos riesgos y estando a
punto varias veces de morir en combate.
En la primavera de 1941 lanzó una ofensiva que empujó a
los Aliados fuera de Libia, pero no pudo apenas
penetrar en Egipto
y, sobre todo, dejó tras sus líneas el importante puerto de Tobruk que,
aunque cercado por tierra por las tropas del Eje, todavía resistía bajo las
órdenes de un general australiano, Leslie Morshead. El
comandante en jefe aliado Archibald
Wavell lanzó dos ataques para levantar el cerco de Tobruk Operación Brevity y Operación Battleaxe, pero ambas
fracasaron.
Tras el fracaso de Battleaxe,
Wavell fue relevado por Claude Auchinleck, el legendario «Auk» de las
fuerzas de Oriente Medio, quien lanzó una nueva gran ofensiva para liberar
Tobruk, la Operación Crusader, que tuvo éxito y
permitió a los Aliados reconquistar la Cirenaica. Sin embargo, cuando la
ofensiva se quedó sin fuelle, Rommel contraatacó. En una clásica Blitzkrieg guerra relámpago, El «Zorro del Desierto» devolvió gentilezas a
«Auk», flanqueó a los británicos en Gazala,
rodeando y reduciendo al núcleo fuerte en Bir Hakeim
y forzó a los británicos a una retirada rápida para evitar ser derrotados por
completo. Tobruk, asediada y aislada, era ahora todo lo que había entre el Afrikakorps y Egipto. El 21 de junio
de 1942, tras un rápido, coordinado y fiero ataque combinado, la ciudad se
rindió junto con sus 33 000 defensores. Solo en la caída de Singapur,
un poco antes en ese mismo año, se capturaron más tropas británicas y de la
Commonwealth. Las tropas aliadas habían sido derrotadas. En unas pocas semanas
habían sido empujadas de vuelta a Egipto.
La ofensiva de Rommel fue detenida finalmente en El Alamein,
a sólo 100 km de Alejandría. Rommel perdió la Primera Batalla de El Alamein debido a que
los Aliados, entre la espada y la pared, tenían una mejor fuente de
abastecimientos que los alemanes, que pudieron descifrar con la máquina
Enigma las comunicaciones secretas nazis y, como el mismo Rommel
admitiría: "La gran habilidad estratégica del General Claude
Auchinleck, quien tomó el mando directo de sus tropas, detuvo
nuestro avance. Empeñándose sobre las tropas italianas, forzaba a las
divisiones acorazadas alemanas a intervenir en inferioridad numérica y de
material, lo que aprovechaba tácticamente para desbaratar nuestros
ataques". Auchinkleck fue reemplazado por motivos políticos y Harold
Alexander tomó su lugar, nombrando a Bernard Montgomery como comandante del ejército
8. En ese momento, la situación de los abastecimientos era cada vez más
insostenible para el Afrika Korps pero de todas formas, el audaz Rommel trató
de romper las líneas enemigas, por última vez en la batalla de Alam el Halfa pero no lo
consiguió.
Con las fuerzas británicas de Malta interceptando sus
suministros en el mar y las grandes distancias que debía cubrir en el desierto,
Rommel no podía mantener indefinidamente la posición de El Alamein. A pesar de
ello, hizo falta una gran batalla, la Segunda Batalla de El Alamein, para
derrotar a las fuerzas germano-italianas y obligarlas a retirarse. Fue entonces
cuando Hitler intervino y desautorizó por primera vez a Rommel en combate: el Führer revocó la orden de retirada y
ordenó al ejército alemán permanecer en sus posiciones y resistir hasta el
último hombre. La orden fue una sorpresa para Rommel, que no obstante la acató
y suspendió la retirada. Sin embargo, esto significaba condenar su ejército a
la destrucción, por lo que 24 horas más tarde decidió insubordinarse y volvió a
ordenar la retirada. No sufrió medidas disciplinarias por ello, pero en el
espíritu de Rommel quedó para siempre una mala impresión de su comandante en
jefe.
Tras la derrota en las batallas de El Alamein, las
fuerzas de Rommel se limitaron a tender emboscadas al ejército británico que
les perseguía y no volvieron a plantear lucha abierta hasta que llegaron a Túnez.
Incluso ahí, su primera batalla no fue contra el VIII Ejército británico,
sino contra el II Cuerpo estadounidense,
que había desembarcado en Marruecos y Argelia durante las semanas anteriores Operación
Torch. Rommel infligió un duro revés a las fuerzas estadounidenses
en la Batalla del paso de Kasserine. En esta
batalla, uno de los oficiales de observación destinados en su Estado Mayor, Claus von Stauffenberg, fue gravemente
herido en un bombardeo.
Volviendo una vez más a enfrentarse a la Commonwealth
en las antiguas defensas fronterizas francesas de la Línea Mareth,
Rommel no pudo retrasar más lo inevitable. Ultra fue un poderoso factor que precipitó la
caída de sus fuerzas. El 6 de marzo de 1943, tras librar una última batalla,
Rommel fue evacuado. Cinco días después fue condecorado con los brillantes de
la Cruz de Caballero. Sus
hombres se convertirían en prisioneros de guerra pocos meses después.
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