El valle de los caballos es la segunda novela de la
saga Los hijos de la tierra, de Jean M. Auel,
ambientada en Europa
durante el fin de la última glaciación.
Tras haber sido expulsada del Clan, Ayla encuentra una
cueva para refugiarse y decide pasar un tiempo allí tras no haber encontrado a
ningún grupo de Los Otros, a
los que pertenece. En esta cueva vive más de dos años en los que, entre otras
cosas, decide quedarse con la cría de una yegua que cazó. La llama Whinney onomatopeya de un relincho
en el idioma original y aprende a cabalgar en ella.
Por otra parte, el libro relata el viaje de Jondalar y su
hermano Thonolan, hombres de la tribu Zelandonii, que se dirigen hacia la
desembocadura del Río de la Gran Madre Danubio,
compartiendo experiencias con otras tribus que conocen a lo largo del camino.
La autora va contando ambas historias en capítulos
alternados, hasta que las vidas de Ayla y Jondalar se cruzan. Un león
cavernario mata a Thonolan y Ayla encuentra mal herido e inconsciente a
Jondalar, a quien lleva a su cueva para curarlo. Él es el primer hombre de Los Otros que Ayla ve después de haber
sido adoptada por el Clan.
Tras varios meses de convivencia en la cueva de Ayla
aprenden a entenderse, lo cual no resulta fácil, pues los Zelandonii consideran
animales al Clan y Jondalar sufre por sus prejuicios al enterarse que Ayla
vivió con ellos e incluso tuvo un hijo mestizo. Además, dado que la gente del
Clan no habla, al principio Ayla tampoco sabe hacerlo. Luego Jondalar le enseña
a hablar, comparten muchos momentos juntos y, finalmente, se enamoran.
Por último, deciden continuar juntos el viaje que habían
iniciado Jondalar y su difunto hermano, llevándose con ellos a Whinney y su potrillo, Corredor. Al principio de este viaje
se encuentran con una tribu conocida como Los Mamutoi o Los cazadores de mamuts, con los que
convivirán durante varias estaciones.
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