Ángeles y demonios es una novela de intriga, escrita por Dan Brown
y publicada por primera vez en 2000. El profesor de simbología religiosa Robert
Langdon quien después protagonizaría El Código Da Vinci, El símbolo perdido e Inferno,
se ve pronto sumido en la búsqueda de secretos de una antigua secta denominada Illuminati
y por la búsqueda del arma más mortífera de la humanidad antimateria
que éstos han puesto en el Vaticano. Con unas pocas horas para evitar el desastre, unos
misteriosos ambigramas
y con un asesino que siempre lleva la delantera, Langdon y una científica
italiana se ponen en una carrera contrarreloj.
El profesor de simbología Robert Langdon, recibe una misteriosa llamada a
las tantas de la madrugada y se ve envuelto en una persecución en la que
tratará de evitar la destrucción del Vaticano.
Acompañado de la científica Vittoria Vetra, ambos deberán encontrar la guarida
de los Illuminati
para detener a un hombre cuyo propósito es hacer explotar la antimateria
y destruir el altar principal de la Iglesia junto a todas las personas que
estén a su alrededor.
Ángeles y demonios sigue al
simbologista de Harvard, Robert Langdon, mientras trata de impedir que la
legendaria sociedad secreta de los Illuminati
destruya la ciudad del Vaticano gracias al recientemente
descubierto poder de la antimateria. El director del CERN Maximilian Kohler
descubre en una de las instalaciones del edificio el cadáver de uno de sus
físicos más respetados, Leonardo Vetra, asesinado en su propia oficina. En el
pecho marcado a fuego con un hierro al rojo grabaron la palabra Illuminati. En lugar de llamar a la
policía, Kohler busca la palabra en Internet
y finalmente contacta con el profesor Robert Langdon, experto en los Illuminati.
Kohler le pide ayuda para descubrir al asesino.
Lo que Langdon descubre en la escena del crimen lo
aterra; el símbolo es auténtico y la supuesta sociedad desaparecida parece
resurgir. Kohler llama a la hija adoptiva de Vetra, Vittoria.
Una vez allí se dan cuenta de que la sociedad ha robado
el contenedor con un cuarto de gramo de antimateria, mientras el contenedor
permaneciera conectado en el CERN. La antimateria permanecería flotando en un
vacío total creado por arcos magnéticos, aportando seguridad. Pero cuando se le
desconecta del abastecimiento eléctrico, el contenedor activa su batería de
emergencia que sólo dura 24 horas. La verdad es que los Illuminati ocultaron el
contenedor en algún lugar de la Ciudad del Vaticano, con una cámara de seguridad
inalámbrica robada, enfocándolo mientras su reloj sigue un conteo regresivo
hacia el momento de la explosión. Esa noche se lleva a cabo el cónclave
para la elección de un nuevo papa, haciendo de éste un momento perfecto para
que los Illuminati oculten la antimateria en el Vaticano y destruyan a las
personas más importantes de la Iglesia católica.
El cardenal Mortati quien preside la elección, descubre que los
cuatro cardenales favoritos, han desaparecido. En realidad han sido
secuestrados por un Hassassin contratado por los Iluminati, quien también mató
a Leonardo Vetra. Mientras Langdon y Vittoria se dirigen al Vaticano esperando
encontrar al asesino y recuperar la antimateria, Kohler no puede ir con ellos
porque sufre una crisis respiratoria causada por no recibir su inyección
diaria. Al llegar, a la búsqueda se suma el camarlengo Carlo Ventresca
y la Guardia Suiza
que incluye al comandante Olivetti, el capitán Rocher y el teniente Chartrand.
Las pistas que Langdon y Vittoria hallan en los Archivos Vaticanos los llevan a
inspeccionar los llamados Altares de la Ciencia. Cada altar se refiere a los
clásicos elementos: Agua,
Tierra, Fuego y Aire
que antiguamente se consideraban las partes constituyentes de toda la materia.
En cada altar, uno de los cardenales atrapados por el
Hassassin es asesinado por un método relativo al elemento al que se refiere el
altar el cardenal Ebner, de Francfort, Alemania, muere cuando llenan su
garganta con tierra mientras estaba sepultado hasta la cintura en un cripta
subterránea Tierra; el cardenal Lamasse, de París, Francia, muere apuñalado
en los pulmones y es abandonado en la Plaza de San Pedro Aire; el cardenal Guidera,
de Barcelona España, es colgado sobre una hoguera y muere incinerado Fuego;
y al cardenal Baggia, de Milán Italia se le ahogó en una fuente Agua. Todos
ellos marcados a fuego con el nombre del elemento en forma de ambigrama.
Los medios de comunicación son alertados de los homicidios y luego revelan que
el papa fallecido murió debido a una sobredosis de heparina.
Esto hace que Vittoria revise el cuerpo del papa, descubriendo la lengua del
cuerpo negra, clara señal de envenenamiento con heparina, podría decirse que
ella al revisar la boca del fallecido papa haya practicado la primera autopsia
a un Sumo Pontífice.
Durante estos hechos, el Hassassin mata a Olivetti y
secuestra a Vittoria, pero Langdon acude a rescatarla. Durante la lucha con el
Hassassin, Langdon descubre que Jano, el líder de la sociedad, se disfrazará y
marcará al camarlengo con una quinta marca. Cuando Langdon está a punto de ser
derrotado, Vittoria logra liberarse y ataca al Hassassin. Con la ayuda de
Langdon lo arrojan desde el balcón del Castillo de Sant'Angelo, matándolo.
Al descubrir que Maximilian Kohler es el samaritano de la
hora undécima, Langdon entonces supone que Kohler es Jano, embarcado en una
misión suicida
para matar al camarlengo.
Langdon y Vittoria llegan a tiempo para salvar al
camarlengo, que ya ha sido marcado con el Diamante de los Illuminati, un
ambigrama que muestra los nombres de los cuatro elementos escritos juntos.
Cuando la puerta es forzada durante la cita, ven que Kohler apunta con una
pistola al camarlengo y que el Diamante está cerca de sus pies. Los guardias
suizos abren fuego contra Kohler y el teniente Chartrand mata de varios
disparos al capitán Rocher después que el camarlengo grita que el capitán es un
Illuminatus. Kohler le da a Langdon una videocámara y le dice que la entregue a
los medios de comunicación. Langdon la guarda en uno de sus bolsillos pero no
tiene la intención de entregarla a los medios ya que supone que se trata de un
mensaje de Kohler acerca de las bondades de la ciencia
y las maldades de la religión.
Mientras el camarlengo es sacado de allí para llevarlo en
helicóptero a un hospital, repentinamente éste parece recibir un mensaje de Dios, revelándole donde
esta la antimateria. Vuelve corriendo a la basílica seguido por Langdon,
Vittoria, los guardias suizos y dos periodistas de la BBC. Ellos consideran que
el sacerdote ha enloquecido a causa del shock emocional. Lo siguen hasta la
tumba de san Pedro,
lugar donde hallan el contenedor con la antimateria. El camarlengo sale de la
cripta con el contenedor y se dirige a la plaza, con la intención de subir al helicóptero
y lo hace luego de pedirle al piloto que se baje.
Una vez al mando del helicóptero, descubre que Langdon
también ha abordado, diciéndole que lo ayudará a arrojar la antimateria una vez
que estén lo suficientemente alto para no dañar a nadie. Urgido por Langdon,
puesto que al contenedor le quedan solamente algunos minutos antes de agotar su
batería, el camarlengo no insiste en que Langdon se baje, aunque ya se lo había
pedido y eleva el vehículo. Una vez a gran altura, el camarlengo le dice a
Langdon que lamenta que haya subido al helicóptero, ya que no puede arrojar la
antimateria hacia tierra. Entonces Langdon se da cuenta que se trataba de una
misión sin retorno. El camarlengo se coloca el único paracaídas
y salta. Segundos después el tiempo se agota y la antimateria se libera
provocando una enorme explosión.
Pocos instantes después el camarlengo aparece sobre la
basílica y la gente cree que se ha producido un “Milagro”. Esto hace que todos
los presentes, incluyendo los cardenales restantes, griten el nombre del
camarlengo.
Mientras tanto, Robert Langdon también se ha salvado de
la explosión, al usar la cubierta de vinilo del parabrisas del helicóptero como
paracaídas rudimentario. Cae duramente en el río Tíber
cerca de la isla Tiberina la cual se dice que posee poderes
curativos milagrosos. Despierta pocos minutos después en el hospital, allí una
enfermera le dice que algunos de sus efectos personales se han salvado incluso
la videocámara de Kohler, que repetía su grabación una y otra vez. Langdon la
oye, pues el visor está roto y se da cuenta que no es un sermón sobre ciencia
y religión. Langdon, encolerizado logra que lo lleven en un
helicóptero-ambulancia hasta el Vaticano. Una vez allí le muestra la grabación
a los cardenales en un televisor. Entonces es finalmente revelado que el
camarlengo es Jano y que engañó al Hassassin haciéndole creer que los
Illuminati seguían activos y las marcas habían sido confiscadas y ocultadas en
el Vaticano siglos atrás.
Kohler había hablado con Rocher y el había revelado la
verdad sobre el camarlengo. Rocher había permitido que Kohler entrase a hablar
a solas con el camarlengo llevando una pistola oculta en la silla de ruedas.
Kohler también había leído el diario de Leonardo Vetra donde decía que se había
entrevistado con el Papa, la única persona que sabía del descubrimiento de
Vetra antes de ser asesinado. Usando la psicología,
Kohler logra que Ventresca admita que contrató al Hassassin para matar a
Leonardo. Kohler le dice al camarlengo que ya no tiene escapatoria, ahora que
ha confesado su pecado, pero Ventresca le dice que “Confesar los pecados es el escape”. Entonces se marca el
pecho con el diamante de los Illuminati. Al gritar alerta a los guardias, que
matan a Kohler. Después de mostrar esto, todos en la Capilla Sixtina se quedan
asombrados y el cardenal Mortati se da cuenta que esto significa que el
camarlengo mató al Papa.
El camarlengo le responde que el Papa era un “vil
mentiroso” y le dice a todos que el Papa tenía un hijo, y que por lo tanto
había quebrantado su voto de castidad. Mortati le contesta que aunque el Papa
se había enamorado de una mujer, no quebrantó ningún voto ya que el niño nació
gracias a la inseminación artificial. Entonces Mortati
le revela que el hijo del Papa no es otro que el camarlengo Carlo Ventresca.
Impactado por las terribles implicaciones de esto, el camarlengo escapa y luego
se incinera en el balcón principal. Luego sus cenizas son juntadas por Mortati
y colocadas junto al sarcófago del Papa.
El cardenal Mortati es considerado elegible y es votado
Papa. Asombrosamente los reporteros británicos revelan que esa noche se han
elegido dos Papas; de acuerdo a las antiguas leyes si los cardenales y otros
sirvientes de la Iglesia gritaban el nombre de la persona a la vez y en forma
espontánea, esta es proclamada Papa al darse una investidura por aclamación.
Cuando los cardenales gritaron el nombre del camarlengo, involuntariamente lo
estaban eligiendo como Sumo Pontífice se debate sobre si el final de la
historia es ético o no, ya que el camarlengo consiguió lo que quería.
Langdon y Vittoria se hospedan en el Hotel Bernini. El
teniente Chartrand entrega a Langdon una carta y un paquete del nuevo Papa. El
paquete es la marca del Diamante de los Illuminati el cual es cedido a Langdon
en préstamo indefinido. El libro culmina en una velada romántica entre Langdon
y Vittoria.
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