El término objeto
volador no identificado, más conocido como ovni
por las siglas O.V.N.I.,
calco del acrónimo inglés UFO o Unidentified
Flying Object,
se refiere a la observación de un objeto volante, real o aparente, que no puede
ser identificado por el observador y cuyo origen sigue siendo desconocido
después de una investigación.
El acrónimo fue creado para reemplazar al de "Platillo
volador" y ha llegado a trascender más allá de las simples observaciones
aéreas. Aunque autores como Erik von Daniken 1999
o Jacques Fabrice Vallée 1976
han apuntado que los antiguos carros de los dioses o las apariciones y raptos
en bosques y pantanos podían ser el equivalente a los relatos ovni actuales, el
fenómeno-mito comenzó en 1947, íntimamente vinculado a los medios de
comunicación.
Su interés para los gobiernos, si es que alguna vez lo
tuvo, ha ido decreciendo al encontrarse explicación a la mayoría de los casos y
no apreciarse nada especialmente raro ni misterioso en los no aclarados. Sin embargo,
la tendencia parece opuesta en la literatura especializada en estos temas, que
ha ido creciendo en número de cabeceras y tirada, para pasar a recoger también
supuestos contactos telepáticos, pretendidos secuestros y declaraciones sobre
experimentos genéticos perpetrados por los tripulantes de dichos objetos. Todas
estas afirmaciones extraordinarias tienen en común la ausencia de pruebas
extraordinarias que las demuestren. Pese a la total ausencia de las mismas, la
hipótesis extraterrestre sigue siendo defendida, quizá por la recompensa mental
que aportan las fantasías e ilusiones de ser visitados por inteligencias de
otros mundos.
La visión de platillos voladores como se ha explicado, dio comienzo cuando la ingeniería había logrado ya un nivel suficiente como para desarrollar motores a reacción. mísiles con alcances estratosféricos e ingenios nucleares. Lo que para escritores como Luis Alfonso Gámez, sugiere un origen humano producto de aquella época. La idea de estar ante un mito de la era espacial.
La visión de platillos volantes, como se ha explicado, dio comienzo cuando
la ingeniería había logrado ya un nivel suficiente como para desarrollar
motores de reacción, misiles con alcances estratosféricos e ingenios nucleares.
Lo que, para escritores como Luis Alfonso Gámez,
sugiere un origen humano producto de aquella época. La idea de estar ante un mito de la era espacial.
La idea de que los ovnis son naves extraterrestres se
planteó ya con el Incidente de Roswell y ha sido una explicación recurrente
desde aquel momento. Los escépticos suelen emplear un principio básico de la
ciencia según el cual «Para poder afirmar la existencia de fenómenos
extraordinarios se requieren pruebas concluyentes». Hacen hincapié en que no se
han aportado pruebas fiables que respalden la hipótesis de que el fenómeno ovni mantiene
relación con naves extraterrestres. El Dr. Neil De Grasse Tyson afirma
contundentemente que si se ve algo en el cielo desconocido para nosotros no se
debe concluir cualquier cosa, sino "Dejar de hablar".
La ausencia total de pruebas ha sido una constante cuando
se trata de indicar un origen extraterrestre. Como se ha referido
anteriormente, participantes en el Proyecto Libro Azul, como Donald Keyhoe,
manifestaron muy pronto que las pruebas debían existir, pero las fuerzas aéreas
estadounidenses las retenían. La hipótesis del encubrimiento o Teoría de la Conspiración ha sido esgrimida por
los defensores de la procedencia extraterrestre cuando se solicitan evidencias.
Los escépticos continúan afirmando que la carga de la
prueba le corresponde a quien hace la afirmación.
Si las fuerzas armadas ocultan las que poseen les correspondería a los
defensores del vínculo extraterrestre-ovni aportar otras. La razón por la cual
los defensores de dicho vínculo nunca reúnen ni enseñan sus evidencias la dio
supuestamente Gray Barker. Barker informó en 1956 al público
en general sobre la existencia de unos individuos, a los que denominó Hombres de
Negro por la indumentaria que lucían, que amenazaban a periodistas
como Albert K Bender con
funestas consecuencias en el caso de continuar revelando secretos sobre la
procedencia de los ovnis, recogen autores como Luis Alfonso Gámez 2012.
Según escritores como Baker, ha sido la intervención constante de los MIB, por
su acrónimo de "Men In Black", la que ha impedido mostrar a la comunidad
científica las pruebas existentes.
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