martes, 1 de abril de 2014

TUNDRA



La TUNDRA describe la vegetación de bajo crecimiento del ártico, más allá del límite norte de la zona arbolada. Es un bioma que se caracteriza por su subsuelo helado, falta de vegetación arbórea o, en todo caso, de árboles naturales, lo cual se debe a la poca heliofanía y al estrés del frío glacial; los suelos, que están cubiertos de musgos y líquenes, son pantanosos, con turberas en muchos sitios. Se extiende principalmente por el hemisferio norte: en Siberia, Alaska, norte de  Canadá, sur de Groenlandia y la costa ártica de Europa. En el hemisferio sur se manifiesta con temperaturas mucho más parejas durante el año y en lugares como el extremo sur de Chile y Argentina, islas subantárticas como y Kerguelen, y en pequeñas zonas del norte de la Antártida cercanas al nivel del mar.

La TUNDRA ocupa aproximadamente un quinto de la superficie emergida. Subiendo las latitudes en dirección a ambos polos del planeta comienzan entre los 45º y 60°, tanto norte como sur las zonas de tundra. Bajando estas latitudes se suelen encontrar bosques de coníferas la taiga con algunas betuláceas enanas en el hemisferio norte, y bosques y selva húmeda fría de fagáceas seguidos de coníferas australes en el hemisferio sur.

También existen biomas semejantes a los de la tundra por efecto de altura, como en el Tíbet y en diversos niveles de las montañas alrededor del mundo, como ocurre en zonas tropicales.

Se pueden distinguir tres tipos de tundra: alpina, ártica y antártica; la alpina se encuentra en zonas montañosas, mientras que la ártica se encuentra en zonas más bajas en donde se forman charcos, y es en ésta donde hay mayor presencia de vegetación; y, por último, la antártica, que cuenta con mucho menos biodiversidad que las dos anteriores.

Son zonas cercanas a los polos, en torno a los círculos polares, donde los inviernos son extremadamente fríos y los veranos cortos y frescos, con lluvias ligeras en verano y nevadas el resto del año. Su clima polar propicia que durante los largos inviernos la temperatura permanezca en promedio a −28 °C, y que el terreno esté cubierto por hielo y nieve.

En cambio, durante los cortos veranos, la temperatura puede variar de 0 a 10 °C, por lo que grandes extensiones se convierten en pantanos turberas en esta época; esto sucede por el deshielo, y porque los suelos no permiten que se filtre el agua, debido al permafrost, que favorece la solifluxión.

Cabe resaltar que más de un tercio del carbono atrapado en el suelo se encuentra en las áreas de taiga y tundra. Cuando el permafrost se funde un poco, libera carbono en forma de dióxido de carbono, efecto que se ha observado en Alaska. En los años 70, la tundra era un depósito de carbono, pero en la actualidad se le considera más como una fuente de carbono gaseoso
La fauna, en las tundras, tiene la necesidad de protegerse del frío: los distintos organismos poseen diferentes formas para hacer esto, dependiendo de su regulación de la temperatura. Así, algunos animales desarrollan un denso pelaje y acumulan una gran cantidad de grasa subcutánea: su relación superficie-volumen es lo más pequeña posible para aislarse del frío. Otros construyen galerías en la nieve cuando no hay en el suelo; y, por último, algunos migran en épocas muy frías, como el caribú o reno.

Los poiquilotermos, por su parte, contemplan estados de resistencia al frío, con ciclos de desarrollos cortos en épocas cálidas. Abundan los insectos ápteros y acuáticos, escasean los reptiles y anfibios.

Los niveles tróficos son muy cortos en invierno, con pocas especies no migratorias; aumenta la cadena trófica con la llegada de los animales migratorios. En ecosistemas litorales, las aves y los mamíferos litorales, como focas y lobos de mar, Otaria flavescens, también son un importante componente migratorio. Dado lo anterior y la poca diversidad de presas, los cambios de uno afectan al conjunto, y de ahí las grandes fluctuaciones poblacionales periódicas de las tundras, mayor de lo que es general.

Existen herbívoros, como el caribú o reno, el buey almizclero, la liebre ártica, la cabra nival y el lemming, y carnívoros, como el oso blanco en el extremo norte, el lobo, el halcón gerifalte, el oso kodiak y el búho nival. Los salmones son, en gran medida, la base de la red trófica para la fauna de este bioma.

La tundra ártica se encuentra ubicada en el hemisferio norte; abarca las regiones de América del Norte y Eurasia.

Ubicada en el borde norte de Alaska y Canadá, y en las zonas costeras de Groenlandia, la tundra de América del Norte ocupa un área, en conjunto, de 5 300 000 km2, donde la temperatura va desde los −24 °C a los −60 °C. En verano, la mayor parte de la nieve se derrite, dando paso al crecimiento de musgos y flores árticas. Debido al clima severo, pocas especies sobreviven en este ambiente.

El Parque Nacional Denali, nombrado así por la palabra atapasca con la que se denomina al Monte Mckinley, es una enorme reserva al sur de Alaska, que conserva tundra alpina y glaciares.

Ubicada desde el este de Islandia, atravesando la región norte escandinava, la isla de Nueva Zembla y Siberia, hasta el mar de Bering, la tundra euroasiática ocupa un área, en conjunto, de 3 300 000 km2, donde la temperatura va desde los −8 °C hasta los −60 °C; el más crudo invierno lo recibe Siberia, mientras que la tundra en Escandinavia es de −8°C. Al igual que en la tundra norteamericana, estos ecosistemas atraen gran cantidad de animales migratorios en verano, debido al incremento de la biodiversidad.

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