Un tremor
es un tipo de terremoto
característico de los volcanes, causado por el movimiento del magma.
Los golpes del magma con las paredes de la cámara
magmática o en el conducto de salida, las explosiones de las bolsas de gas o los
golpes de los bloques sólidos arrancados y arrastrados en el ascenso contra las
paredes de la chimenea volcánica, producen un tipo de vibraciones
características, que cuando son detectadas por los sismómetros
pueden servir para anunciar la aparición de magma en el exterior.
La poca energía que se emplea en producir las
vibraciones, comparada con la de un sismo de naturaleza tectónica, hace que los
temblores sean imperceptibles para las personas, por lo que su caracterización
se hace mediante el registro de un sismómetro.
El registro presenta una señal continúa, que puede durar
varios días, según la rapidez en el ascenso del magma, de baja frecuencia,
de 1 a 5 Hz, generalmente entre 2 y 3 Hz, de amplitud
bastante constante, aunque puede tener etapas diferenciadas. Se distinguen dos
tipos de tremores, el armónico y el espasmódico. El primero es muy constante en
la amplitud y frecuencia, mientras que el segundo tiene una señal más
irregular, con pulsos de frecuencia o amplitud mayores.
Para algunos investigadores el tremor es la concatenación
de numerosos eventos magmáticos, de pocos segundos de duración,
La poca energía involucrada, hace que cuando se registra
un tremor suele corresponder a un movimiento de magma cercano a la superficie,
y por tanto puede ser precursor de el comienzo de una erupción volcánica.
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