El rubí es un mineral
de la clase 04 óxidos,
según la clasificación de Strunz. Es una gema de color rojizo. Debe
su color a los metales de hierro y cromo con los que está asociada esta variedad de corindón
óxido de aluminio Al2O3. Su nombre viene de ruber, que significa 'rojo' en latín.
Pertenece a la familia del corindón,
junto al zafiro,
siendo una convención de nombre la única diferencia entre ambas gemas. Se llama rubí a los
corindones rojos y zafiro
a todos los demás colores, incluido el rosado.
Le corresponde la dureza 9 en la escala de
Mohs. Es considerado una de las cuatro gemas preciosas junto al zafiro, la esmeralda
y el diamante.
Se encuentran yacimientos de rubíes en Birmania,
Sri Lanka,
India,
Madagascar,
Tailandia,
Brasil,
Colombia,
China
y Rusia,
además de encontrarse en menor cantidad en Sudáfrica,
Australia,
Groenlandia
y Estados
Unidos. Los de la península de Malaca y Tanzania
son muy valiosos, llegando a alcanzar en valor a los diamantes de mismo tamaño.
Los rubíes sintéticos se
produjeron por primera vez en 1923 mezclando alumbre y pigmentos de cromo. Este método
permite la producción de piedras muy similares química y físicamente a las
naturales. Sin embargo, los rubíes sintéticos se usan más en relojería que en
joyería.
Se prepara de la siguiente
manera:
Primero se utiliza óxido de
aluminio (Al2O3) y óxido de cromo (CrO3)
estequiométricamente en un crisol de platino.
Después se coloca en una mufla a unos 2000 K por unos 250 minutos.
Finalmente se enfría y se
observa como el cristal queda en el fondo de platino.
El rubí es duro, dureza
en Mohs: 9 y su color varía con la concentración del cromo hexavalente en la
mena, su punto de fusión es variado por solo unos grados. Esta depende también
de la concentración del cromo. Su punto de fusión se acerca a los 2000 K. Su
densidad relativa es de 3,0 a 4,2 según la cristalización. Su configuración
cristalínica es tetragonal.
El rubí es resistente a
la corrosión pues es estable cinéticamente y térmicamente también. No se puede
disolver en ácidos halogenuros pero si en ácido sulfúrico para formar con el
cromo ácido crómico y con el óxido de aluminio un sulfato ácido de aluminio.
También lo ataca el ácido perclórico, el fluorhídrico y el hexafluorosilícico.
Sus usos no se restringen a
joyería, en la que su valor depende de su color, tamaño, densidad y pureza. Se
han utilizado profusamente en la fabricación de los relojes mecánicos, en los
que sirven de soporte o buje
de los ejes sometidos a rotaciones ya que su dureza
resiste el desgaste por fricción.
También tienen importantes
aplicaciones industriales para crear los láseres
de helio-rubí y los de rubí puro.
Se utiliza para hacer pulseras
y objetos de lujo.
Los antiguos grabaron poco en rubí y Plinio el
Viejo da por razón de ello que los sellos hechos con esta sustancia se llevaban la cera. La dureza
excesiva del rubí, su alto precio, la rareza de los planos propios para el
grabado son ciertamente las verdaderas causas que impidieron a los artistas de
la antigüedad grabar el rubí. Hay que notar, además, que la imposibilidad en
que probablemente estaban los antiguos de pulir las cavidades hechas con esta
sustancia podían causar el defecto de que habla Plinio.
En el Museo de Odescalque se encuentran el diseño de un
rubí grabado representando a Ceres en pie con una espiga en la mano. Otro
grabado en rubí presenta la cabeza de un hombre de larga barba y cabellos
crespos que se ha creído representar a un filósofo griego. Este rubí estaba
tallado en forma de corazón y formaba parte de la colección del duque de
Orleáns.
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