El candil es un instrumento usado antiguamente para alumbrar. El candil
era una especie de lámpara fabricada de diferentes materiales, modernamente, de
hoja de lata o hierro
abarquillado, que tenía por delante un pico y por detrás un mango a cuyo
extremo se unía una varilla de hierro con un garabato que servía para colgarlo.
Dentro de aquel vaso se ponía otro más pequeño de la misma forma que se llama candileja en la cual se echaba el aceite y se metía
la torcida de algodón o lienzo cuya punta salía por el pico y es la que
encendida ardía y daba luz. Los candiles pequeños tienen forma de cucharón, con
una parte llena de aceite
la cual se enciende y alumbra. Se conocen candiles desde el siglo
X a. C., en el siglo XVIII el candil fue reemplazado por
la lámpara de
Argand inventada y patentada en el año 1780 por Aimé Argand
y finalmente esta fue reemplazada por la lámpara de queroseno.
Las lámparas de aceite o candiles fueron utilizados no
sólo para la iluminación de las casas y lugares de trabajo, sino también para
fines funerarios
y votivos. Los candiles se consumían principalmente en su uso doméstico
iluminando los hogares empleándose también con fines públicos en templos e
iluminación de los edificios públicos.
Desde un punto de vista arqueológico
al estudiar la lámpara de dibujos, símbolos, la estructura y la decoración, y
el material de que está hecha, se puede determinar la edad y quizás la
localidad de la lámpara. La lámpara también puede darnos ideas sobre la cultura
de sus usuarios y su situación social. De vez en cuando el diseño de las
lámparas también revelan el sistema reproductivo femenino. Algunos candiles
indios de bronce, con una sobresaliente porción central del proyecto se supone
que representan a los genitales masculinos junto con un útero
en representación de la luz 'origen de la vida' en la mayoría de los casos.
Lámparas de aceite se hicieron desde una amplia variedad
de materiales como el oro,
bronce,
plata,
piedra
y terracota.
El uso más común de material de arcilla fue abandonándose por otros materiales más apropiados;
Existen desde antiguo muchos candiles de terracota, así como lámparas de
bronce. En la mayoría de los casos, la producción y distribución de las
lámparas era local, pero en algunos casos eran producidos por las fábricas y
las exportaban a diferentes áreas. El tamaño habitual de un candil de terracota
es de 7-10 cm de largo y 3 cm de profundidad, con las paredes de un
grosor de alrededor de 0,5 cm. Las lámparas con más de una boquilla suelen
ser más grandes en tamaño.
Por regla general el combustible se vierte en una especie
de depósito a través de un orificio diseñado para este propósito. El principal
combustible empleado en los candiles de las naciones occidentales es el aceite de oliva,
aunque también se han empleado extractos de pescado, aceite de pescado, nueces,
frutos secos,
así como también plantas y las exudaciones de petróleo
crudo. En algunos casos se ha llegado a emplear el aceite de
ricino que se sabe fue utilizado por los antiguos
egipcios. En la India se empleaba como combustible de aceite de sésamo, cacahuate o maní, y de mostaza.
También había candiles de carburo de calcio y agua. Se
ponía el carburo en un depósito inferior, en el depósito superior se ponía
agua. Tenían un regulador para la cantidad de agua que caía sobre el carburo,
de forma que controlaba la cantidad de gas y, por lo tanto, la intensidad de la
llama.
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