Un Panal de abejas es una estructura formada por celdillas
de cera,
que comparten paredes
en común construida por las abejas melíferas para contener sus larvas y
acoplar miel y polen dentro de la colmena.
Esta capacidad se debe a que las obreras
cuentan con glándulas cereras que producen este elemento
natural tan apreciado. El panal es utilizado para depositar sus alimentos: polen y miel. También la celda es
utilizada como habitáculo para la cría de obreras y zánganos. El tamaño de la
celda varía según la necesidad de la abeja, siendo de aproximadamente 6
milímetros para obreras y 8 milímetros para zánganos
en el caso de Apis
mellifera.
Las diferentes especies del género Apis construyen diferentes tamaños de celdas sin
base de cera estampada, adecuados a sus respectivas
castas, lo que es muy útil para distinguir las especies
y las razas
del género Apis.
En las abejas de nido cerrado, Apis cerana
y Apis mellifera los panales
son construidos en forma transversal al orificio de entrada de la colmena. De
esta manera, los panales anteriores cercanos a la entrada, piquera
hacen de barrera natural a la entrada de aire frío.
La distancia de diez celdas de panal construido por la
abeja oriental, Apis cerana en
las Filipinas tiene un promedio de 4,1 centímetros, y en el sur de la India, la
distancia es de 4,3 a 4,4 centímetros. Las razas africanas de la abeja
occidental, Apis mellifera
construyen panales con medidas de 4,7 a 4,9 centímetros por cada 10 celdas,
mientras la distancia de los panales construidos por las razas europeas comunes
es 5,2 a 5,6 centímetros cada 10 celdas. En los panales de cera de la colmena
rústica, huecos de árboles o en las colmenas que no tienen cuadros móviles la
construcción no es siempre paralela, ya que las abejas construyen los panales
en diferentes radios.
En la apicultura racional, el panal de cera es construido
dentro de un marco móvil de madera, para que la abeja mantenga una línea de
construcción determinada con antelación por los apicultores. Para ello se ha
desarrollado una lámina de cera estampada que es adherida a alambres que cruzan
el marco en forma horizontal o vertical. Estos panales tienen dimensiones
preestablecidas por los tamaños de los cuadros móviles, lo mismo que la lámina
de cera estampada. Sobre esta base fundacional las abejas estiran sus celdas
hexagonales con una leve inclinación superior desde el fondo a la boca, con el
propósito de que no se derrame la miel que guardan en el interior.
En la apicultura racional la disposición de los panales
que se utiliza frecuentemente es longitudinal con respecto a la entrada de la
colmena piquera esto permite una mejor aireación de los mismos y facilita el
secado del néctar, evitando el trabajo de ventilación que
tiene que desarrollar las obreras. A diferencia de los panales naturales que
son construidos transversalmente al orificio de entrada de la colmena,
denominado exposición en caliente, la colmena racional utiliza el método
llamado exposición en frío para sus panales longitudinales con respecto a la
entrada de la misma. Hay colmenas construidas para ser utilizadas con panales
de exposición en caliente, pero son las menos y generalmente se utilizan en
climas fríos o templados fríos.
Es interesante ver la geometría de una celda de panal, y la forma en que
éstas encastran con el panal opuesto del marco móvil.
En 1700 se hicieron cálculos referentes a la medida de
los ángulos de los rombos
en los fondos piramidales de las celdas del panal. Comenzó en 1712 y continuó
por varios años durante los siglos siguientes.
El genio italiano, Maraldi, astrónomo,
estudió las celdas de la abeja y midió el largo de las mismas, encontrando que
son aproximadamente iguales unas a otras. Entonces midió los ángulos de las
celdas de un panal, calculando que era de 109º 28'. Anne D. Betts en un
artículo en julio de 1921 relacionó la historia de manera más lejana, Maraldi
en una advertencia tremenda a todos nosotros, se expresó claramente, para
evitar todo el peligro de ser entendido mal.
Refiriéndose al naturalista francés Reaumur atribuyó la idea
de que éste había encontrado el valor de 109º 28 en los ángulos de las celdas
de un panal. Toda una hazaña, que varios escritores han comentado, ya que era
imposible de realizar con los instrumentos existentes en su época, incluso si
las celdas fueran regulares, que no lo son.
Reaumur sospechó que las
abejas economizaban cera,
consultando a un amigo matemático, Koenig, para resolver el problema de la
celdas de la abeja. Koenig calculó el ángulo más grande de los rombos obteniendo
109º 26'. Investigaciones posteriores demostraron que 109º 28' era la respuesta
correcta. Sólo dos minutos fue la diferencia aclarando que Koenig había cometido
un error en su aritmética.
Kent L. Pellett en un artículo en junio de 1929 agregó
más información a la historia cuando él escribió, Reaumur maravillado por su
economía vio tan cerca la perfección.
Otros científicos que estudiaron en las abejas la
posibilidad de encontrar el ángulo perfecto tomaron rápidamente el caso para
solucionar el problema por sí mismos, obteniendo el mismo resultado que Koenig.
Pero las abejas rechazaron corregir su error, leve como era, y continuaron
construyendo los fondos de la celdas con los viejos ángulos de 109º 28'.
Años más tarde, la investigación de un accidente marítimo
demostró que el capitán había dirigido mal el curso de su barco, debido a que
el cálculo de las tablas de logaritmo existentes era defectuoso. Las tablas
fueron corregidas para evitar un error adicional. Entonces se descubrió que
éstas eran las mismas tablas logarítmicas con las cuales Koenig había hecho sus
cálculos. El problema del ángulo de la celdas fue calculado otra vez, con las
tablas corregidas, y los ángulos obtenidos fueron los que las abejas habían
utilizado siempre: 109º 28'. La conclusión final fue que las abejas hicieron el
cálculo correcto y el matemático lo hizo mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario