Gárgola, parte sobresaliente de un caño que sirve para evacuar
el agua de lluvia de los tejados.
En la arquitectura de la edad media,
especialmente en el arte gótico, son muy usadas en iglesias y
catedrales y suelen estar adornadas mediante figuras intencionadamente grotescas
que representan hombres, animales, monstruos
o demonios. Probablemente, tenían la función
simbólica de proteger el templo y asustar a los pecadores. Esto
se mantuvo, aunque con menor desarrollo, en la arquitectura renacentista española o
incluso en algunas iglesias barrocas.
En época más reciente, el arquitecto suizo-francés Le Corbusier ha empleado también gárgolas en la capilla de Notre Dame du Haut, en Ronchamp,
Francia.
Es un error extendido llamar gárgolas a cualesquier
figuras grotescas o monstruosas contenidas en iglesias medievales; sólo se
pueden calificar como tales las que se ajusten a la función antes especificada.
Así, por ejemplo, las famosas figuras monstruosas de función puramente
decorativa instaladas por Viollet-le-Duc en la catedral de Notre Dame de París deben ser
denominadas quimeras, y no gárgolas
Las gárgolas fueron
introducidas por primera vez en las catedrales de estilo gótico, eran utilizadas para el desagüe de las
catedrales, que despedían el agua por los orificios de la boca de la escultura
hay dos teorías de su
significado:
Representan a un demonio
huyendo de la iglesia.
Especie de espantapájaros para
ahuyentar a los espíritus malignos.
También le dan un toque
estético al edificio. Por lo general tienen figuras demoniacas aladas y de
animales. Como curiosidad, no es infrecuente, en obras de restauración,
sustituir las gárgolas desaparecidas con nuevas gárgolas modeladas con motivos
actuales, para evidenciar la época de la pieza. En la Catedral de Palencia, por
ejemplo, es posible ver una gárgola representando a un fotógrafo.
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