El ARETE o aro, es un objeto que sirve para adornar el cuerpo y
se suele situar en las orejas. Existen varios tipos de pendientes, de
diferentes materiales y formas.
En la parte
exterior del pendiente se encuentra el elemento decorativo, y se conecta con la
parte interior de la oreja mediante un pequeño aro, que es sujetado por una
rosca mariposa, normalmente.
El uso de
los pendientes es solamente ornamental y se utiliza no sólo en las orejas, sino
por todo el cuerpo.
Con la
forma de simple arete el pendiente se ha encontrado en sepulturas de la Edad de bronce y
consta que se usaba entre algunos pueblos antiguos como adorno de la nariz,
perforando el cartílago central.
El arete
con su colgante figuraba a menudo en los relieves de personajes asirios pero no se observa en los de Egipto donde parece que no estuvieron muy en boga los
pendientes.
No
obstante, se han encontrado preciosos ejemplares en tumbas de princesas de las
dinastías XII y XIII y de faraones de la XX entre otros. De egipcios y asirios
copiaron la forma los fenicios, hebreos y otros pueblos orientales.
La misma
costumbre adoptaron los griegos y romanos, labrando pendientes de singular
riqueza con aretes de oro y colgantes de perlas, gemas y
pequeñas cabezas de metal siendo su uso propio de las mujeres, como en los
demás países de Occidente. Sin embargo, solían llevar pendientes también los
niños de Atenas y Roma aunque sólo en una oreja.
Con el nombre de arracadas se distinguen los pendientes
completos, y más especialmente los de grandes dimensiones. Los llevaron de este
tipo y de forma circular muchos pueblos antiguos como los egipcios, asirios,
fenicios, etruscos, celtas e iberos. De estos últimos,
son buena prueba algunas estatuas como la famosa de la Dama de Elche y quizás tuvieran el mismo destino
muchas de las placas en forma de disco de bronce repujado halladas en sepulturas celtíberas.
De labor fenicia con reminiscencias
asirias son las magníficas arracadas de oro halladas en el Tesoro de
Aliseda. Los árabes en España usaron también grandes
pendientes con multitud de colgante a imitación de los cuales los llevaron las
damas de varias regiones incluso en la Edad Moderna.
Algunas culturas utilizan los
pendientes como amuleto protector, para impedir que los malos espíritus se
introduzcan en el cuerpo a través de los oídos.
Actualmente el uso de los pendientes
no queda restringido solamente a las orejas.
Actualmente, se extiende la costumbre
de colocar pendientes por todo el cuerpo: en varios lugares de las orejas, en
el ombligo, en las cejas, en la nariz, en la lengua, en el labio, etc. Esta
técnica se denomina piercing.
El perforar el tejido blando y colocar piercings en estas zonas muchas veces trae como
consecuencia el estiramiento de la zona perforada, regresando a su estado
original solo con una pequeña cirugía reconstructiva.
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