miércoles, 31 de julio de 2013

LEONA VICARIO



María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, mejor conocida como Leona Vicario nació en la Ciudad de México el 10 de abril de 1789, murió en la Ciudad de México el 21 de agosto de 1842, fue una de las figuras más destacadas de la Guerra de Independencia de México donde se dedicó a informar a los insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital del virreinato. Miembro de los Guadalupes, financió con su propia fortuna la insurgencia.

Le fue concedido el título honorífico de Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria por el Congreso de la Unión, su nombre está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados de México.

Leona Vicario fue hija única, su padre fue Gaspar Martín Vicario, comerciante español proveniente de Castilla la Vieja, España y su madre fue Camila Fernández de San Salvador, originaria de Toluca. Adquirió una esmerada educación; cultivó las ciencias, las bellas artes, la pintura, el canto y la literatura.

Al morir sus padres en 1807, permaneció bajo la custodia de su tío, el doctor en leyes y abogado Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, que además fungía como albacea. Su tío le permitió vivir sola para que estuviera cómoda, compró una propiedad contigua para estar al pendiente de ella, algo escandaloso para las costumbres de la época. Su tío la comprometió a matrimonio con el coronel y abogado Octaviano Obregón, pero éste viajó a España como diputado a las Cortes de Cádiz.

En 1811 conoció a Andrés Quintana Roo, un estudiante de leyes procedente de Yucatán que trabajaba en el despacho de su tío. Ambos quedaron enamorados, y Andrés solicitó la mano de Leona, obteniendo la negativa de su tío, argumentando que el joven era pobre, ante la forzosa separación, Leona busco la manera de ayudar por cuenta propia la causa insurgente.

Desde 1810, Leona Vicario formó parte de un grupo súper secreto llamado Los Guadalupes, cuyos integrantes conformaron una especie de red, a través de correos con Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, debido a que pertenecían a la sociedad virreinal, y eso les permitía tener acceso a información que otros insurgentes no tenían. Además, dio cobijo a fugitivos, envió dinero y medicinas y colaboró con los rebeldes, transmitiéndoles recursos, noticias e información de cuantas novedades ocurrían en la corte virreinal.

Ferviente proselitista de la causa insurgente, a finales de 1812 convenció a unos armeros vizcaínos para que se pasaran al bando insurgente, trasladándose a Tlalpujahua, localidad en la que estaba instalado el campamento de Ignacio López Rayón, donde se dedicaron a fabricar cañones financiados con la venta de sus joyas y bienes.

En marzo de 1813, uno de sus correos fue interceptado; Leona, al enterarse, huyó con rumbo a Michoacán. De regreso a la capital, su tío la recluyó en el Colegio de Belén de las Mochas y dio aviso a las autoridades para que fuera procesada conforme a la justicia. La Real Junta de Seguridad y Buen Orden le instruyó un proceso en el que fueron apareciendo los documentos que la inculparon, entre otros los relativos a sus intentos de huida para pasarse al campo de los rebeldes; fue sometida a interrogatorio y se presentaron las pruebas que la inculpaban. Nunca delató a sus compañeros; fue declarada culpable y se le condeno a formal prisión y a la incautación de todos sus bienes.

En mayo de 1813, tres insurgentes disfrazados de oficiales virreinales la ayudaron a escapar rumbo a Tlalpujahua, Michoacán, donde contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo.

A partir de entonces se mantuvo junto a su esposo al servicio de la insurgencia y del Congreso de Chilpancingo. Morelos enviaba cartas a Leona desde Chilpancingo; preocupado por su situación, decidió recompensarla con una asignación económica, más tarde ratificada y aprobada por el propio Congreso, el 22 de diciembre de 1813.

A lo largo de 1814 y gran parte de 1815, Leona siguió colaborando y trabajó en los periódicos: El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.

Finalmente, capturado y muerto José María Morelos y disuelto el Congreso por las propias fracciones insurgentes enfrentadas, Leona y su marido se escondieron en la zona de Michoacán, rechazando los repetidos indultos que les llegaban desde la capital.

En 1817, Leona tuvo su primera hija: Genoveva. Debido a que el matrimonio se la pasaba huyendo de un sitio a otro, Leona dio a luz a su hija en una cueva localizada en Achipixtla, un lugar situado en la Tierra Caliente. Ignacio López Rayón fungió como padrino de la niña.

El 14 de marzo de 1818, escondidos en la serranía de Tlatlaya, actualmente Estado de México, fueron capturados; pensando en las consecuencias que significaría para su hija, aceptaron el indulto que antes habían rechazado.

Consumada la independencia y en compensación por la confiscación de sus bienes, el Congreso de la República concedió a Leona Vicario, en la sesión celebrada el 8 de agosto de 1823, una liquidación en metálico, una hacienda llamada Ocotepec, en los llanos de Apam y tres casas en la ciudad de México.

En 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordó que la villa de Saltillo se denominase en adelante Leona Vicario, conocida en esas épocas como la mujer fuerte de la Independencia.

Tuvo una segunda hija a la que llamaron Dolores, en honor a la villa en la que Miguel Hidalgo inicio la lucha por la independencia en 1810. Leona Vicario continuo con actividades políticas, periodísticas y poéticas junto a su esposo a quien defendió y por quien peleó cuando el presidente Anastasio Bustamante decidió su persecución y condena como represalia por las campañas de prensa que se difundían desde El Federalista, editado gracias a los recursos de Leona y en el cual siguió escribiendo hasta su muerte, el 21 de agosto de 1842 en su casa en la Ciudad de México.

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