Miguel de Cervantes Saavedra nace en Alcalá de Henares el 29 de
septiembre de 1547. Muere en Madrid el 22 de abril
de 1616
fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo
español.
Es considerado una de las máximas figuras de la literatura española y universalmente conocido
por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que
muchos críticos han descrito como la primera novela moderna
y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro
más editado y traducido de la historia, sólo superado por la Biblia.
Se le ha dado el sobrenombre de «Príncipe de los Ingenios».
Desde el siglo XVIII está admitido que el lugar de nacimiento de Miguel de
Cervantes fue Alcalá de Henares,
dado que allí fue bautizado, según su acta bautismal, y que de allí manifestó
ser natural en la llamada Información
de Argel 1580.
El día exacto de su nacimiento es menos seguro, aunque lo normal es que naciera
el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la
fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de recibir el
nombre del santoral del día del nacimiento. Miguel de Cervantes fue bautizado
el 9 de octubre
de 1547
en la parroquia de Santa María la Mayor.
Sus abuelos paternos fueron el licenciado en leyes Juan
de Cervantes y doña Leonor de Torreblanca,
hija de Juan Luis de Torreblanca, un médico cordobés; su padre se llamaba Rodrigo de Cervantes 1509-1585 y nació en Alcalá de Henares porque su padre tenía
entonces trabajo allí; fue cirujano, oficio más parecido al actual practicante
que a nuestra idea de médico, y padecía desde niño una extrema sordera, por lo
que sus hijos solían acompañarlo a menudo para actuar como intérpretes; Krzyszto Sliwa aporta un
documento por el que se sabe que Miguel de Cervantes hizo al menos una vez de
intérprete de su padre; don Rodrigo no pudo seguir estudios continuados a causa
de su sordera y el carácter inquieto, movedizo e itinerante de su familia, que
llegó a moverse entre Córdoba, Sevilla, Toledo, Cuenca, Alcalá de Henares,
Guadalajara y Valladolid, que sepamos; sin embargo aprendió cirugía de su
abuelo materno cordobés y el padrastro, también médico, que lo sucedió, sin
contar con un título oficial. Según Américo
Castro, Daniel Eisenberg y otros cervantistas,
Cervantes posee ascendencia conversa por ambas líneas familiares. Por el
contrario, Jean Canavaggio afirma que no está probado, y
lo compara con los documentos que apoyan esta ascendencia sin lugar a dudas
para Mateo Alemán; en todo caso, la familia
Cervantes estaba muy bien considerada en Córdoba y detentaba allí y en sus
cercanías cargos importantes. Rodrigo casó con Leonor de Cortinas, de la cual apenas se sabe
nada, excepto que era natural de Arganda del
Rey.
Sus hermanos fueron Andrés 1543, Andrea 1544, Luisa 1546, que llegó a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo
1550, también soldado, que
le acompañó en el cautiverio argelino; Magdalena 1554 y Juan, sólo conocido
porque su padre lo menciona en el testamento.
Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su
familia a Valladolid.
Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de
Cervantes, abuelo del escritor, y huir de los acreedores.
No existen datos precisos sobre los primeros estudios de
Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece
ser que pudo haber estudiado en Valladolid,
Córdoba o Sevilla.
También es posible que estudiara en la Compañía de Jesús, ya que en la novela El coloquio de los perros elabora una
descripción de un colegio de jesuitas que parece una alusión a su vida
estudiantil.
En 1566 se establece en Madrid. Asiste
al Estudio de la Villa, regentado por el catedrático de gramática Juan López de Hoyos, quien en 1569 publicó un libro
sobre la enfermedad y muerte de la reina doña Isabel de Valois, la
tercera esposa de Felipe II. López de Hoyos incluye en ese libro
dos poesías de Cervantes, nuestro caro
y amado discípulo. Esas son sus primeras manifestaciones literarias. En
estos años Cervantes se aficionó al teatro viendo las representaciones de Lope de Rueda
y, según declara en la segunda parte del Quijote, al parecer por boca del
personaje principal, «Se le iban los ojos tras la farándula».
Se ha conservado una providencia de Felipe II que data de
1569, donde manda prender
a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura,
maestro de obras. Si se tratara realmente de Cervantes, ése podría ser el
motivo que le hizo pasar a Italia. Llegó a Roma en diciembre del mismo año. Allí leyó los poemas
caballerescos de Ludovico Ariosto y los Diálogos de amor del judío sefardita León Hebreo
Yehuda Abrabanel, de inspiración neoplatónica, que influirán sobre su idea del
amor. Cervantes se imbuye del estilo y del arte italianos, y guardará siempre
un gratísimo recuerdo de aquellos estados, que aparece, por ejemplo, en El licenciado Vidriera, una de sus Novelas ejemplares, y se deja sentir en
diversas alusiones de sus otras obras.
Se pone al servicio de Giulio
Acquaviva, que será cardenal en 1570, y a quien,
probablemente, conoció en Madrid. Le siguió por Palermo,
Milán,
Florencia,
Venecia,
Parma
y Ferrara.
Pronto lo dejará para ocupar la plaza de soldado en la compañía del capitán
Diego de Urbina, del tercio de Miguel de
Moncada. Embarcó en la galera Marquesa.
El 7 de octubre
de 1571
participó en la batalla de Lepanto, "La más alta ocasión que vieron los siglos
pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros", formando
parte de la armada cristiana, dirigida por don Juan de
Austria, «hijo del rayo de
la guerra Carlos V, de felice memoria», y
hermanastro del rey, y donde participaba uno de los más famosos marinos de la
época, el marqués de Santa Cruz, que residía en La
Mancha, en Viso del Marqués.
De ahí procede el apodo de el manco de Lepanto. La mano izquierda no le fue cortada, sino
que se le anquilosó al perder el movimiento de la misma cuando un trozo de
plomo le seccionó un nervio. Aquellas heridas no debieron ser demasiado graves,
pues, tras seis meses de permanencia en un hospital de Messina,
Cervantes reanudó su vida militar, en 1572. Tomó parte en las
expediciones navales de Navarino 1572, Corfú,
Bizerta
y Túnez
1573. En todas ellas bajo
el mando del capitán Manuel Ponce
de León y en el tercio de Lope de
Figueroa, que aparece en El
alcalde de Zalamea, de Pedro Calderón de la Barca.
Después, recorrería las principales ciudades de Sicilia,
Cerdeña,
Génova
y la Lombardía.
Permaneció finalmente dos años en Nápoles,
hasta 1575.
Cervantes siempre se mostró muy orgulloso de haber
luchado en la batalla de Lepanto, que para él fue, como escribió en el prólogo
de la segunda parte del Quijote,
la más alta ocasión que vieron los
siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros.
Durante su regreso desde Nápoles a España, a bordo de la galera Sol, una flotilla turca comandada por Arnaut Mamí hizo presos a
Miguel y a su hermano Rodrigo, el 26 de
septiembre de 1575. Fueron capturados a la altura de Cadaqués de Rosas o Palamós,
en la actualidad llamada Costa Brava, y llevados a Argel. Cervantes es
adjudicado como esclavo al renegado griego Dali Mamí.
El hecho de habérsele encontrado en su poder las cartas de recomendación que
llevaba de don Juan de Austria y del Duque de
Sessa, hizo pensar a sus captores que Cervantes era una persona muy
importante, y por quien podrían conseguir un buen rescate. Pidieron quinientos
escudos de oro por su libertad.
En los cinco años de aprisionamiento, Cervantes, un
hombre con un fuerte espíritu y motivación, trató de escapar en cuatro
ocasiones. Para evitar represalias en sus compañeros de cautiverio, se hizo
responsable de todo ante sus enemigos. Prefirió la tortura a la delación.
Gracias a la información oficial y al libro de fray Diego de Haedo Topografía e historia general de Argel 1612, tenemos
posesión de noticias importantes sobre el cautiverio. Tales notas se
complementan con sus comedias Los
tratos de Argel; Los baños de
Argel y el relato de la historia del Cautivo, que se incluye en la
primera parte del Quijote,
entre los capítulos 39 y 41. Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que la obra
publicada por Haedo no era suya, algo que él mismo ya reconoce. Según Emilio
Sola, su autor fue Antonio de Sosa, benedictino compañero de cautiverio de
Cervantes y dialoguista de la misma obra. Daniel Eisenberg ha propuesto que la
obra no es de Sosa, quien no era escritor, sino del gran escritor cautivo en
Argel, con cuyos escritos la obra de Haedo muestra muy extensas semejanzas. A
ser cierto, la obra de Haedo deja de ser confirmación independiente de la
conducta cervantina en Argel, sino uno más de los escritos del mismo Cervantes
que ensalzan su heroísmo.
El primer intento de fuga fracasó, porque el moro que
tenía que conducir a Cervantes y a sus compañeros a Orán,
los abandonó en la primera jornada. Los presos tuvieron que regresar a Argel,
donde fueron encadenados y vigilados más que antes. Mientras tanto, la madre de
Cervantes había conseguido reunir cierta cantidad de ducados, con la esperanza
de poder rescatar a sus dos hijos. En 1577 se concertaron los
tratos, pero la cantidad no era suficiente para rescatar a los dos. Miguel
prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo, quien regresó a
España. Rodrigo llevaba un plan elaborado por su hermano para liberarlo a él y
a sus catorce o quince compañeros más. Cervantes se reunió con los otros presos
en una cueva oculta, en espera de una galera española que vendría a recogerlos.
La galera, efectivamente, llegó e intentó acercarse por dos veces a la playa;
pero, finalmente, fue apresada. Los cristianos escondidos en la cueva también
fueron descubiertos, debido a la delación de un cómplice traidor, apodado El Dorador. Cervantes se declaró como
único responsable de organizar la evasión e inducir a sus compañeros. El bey gobernador
turco de Argel, Azán Bajá, lo encerró en su «baño» o
presidio, cargado de cadenas, donde permaneció durante cinco meses. El tercer
intento, lo trazó Cervantes con la finalidad de llegar por tierra hasta Orán.
Envió allí un moro fiel con cartas para Martín de Córdoba, general
de aquella plaza, explicándole el plan y pidiéndole guías. Sin embargo, el
mensajero fue preso y las cartas descubiertas. En ellas se demostraba que era
el propio Miguel de Cervantes quien lo había tramado todo. Fue condenado a
recibir dos mil palos, sentencia que no se realizó porque muchos fueron los que
intercedieron por él. El último intento de escapar se produjo gracias a una
importante suma de dinero que le entregó un mercader valenciano que estaba en
Argel. Cervantes adquirió una fragata capaz de transportar a sesenta cautivos
cristianos. Cuando todo estaba a punto de solucionarse, uno de los que debían
ser liberados, el ex dominico doctor Juan Blanco de Paz, reveló todo el plan a Azán
Bajá. Como recompensa el traidor recibió un escudo y una jarra de manteca. Azán
Bajá trasladó a Cervantes a una prisión más segura, en su mismo palacio.
Después, decidió llevarlo a Constantinopla,
donde la fuga resultaría una empresa casi imposible de realizar. De nuevo,
Cervantes asumió toda responsabilidad.
En mayo de 1580, llegaron a Argel los padres Trinitarios esa orden se
ocupaba en tratar de liberar cautivos, incluso se cambiaban por ellos fray
Antonio de la Bella y fray Juan Gil. Fray Antonio partió con una
expedición de rescatados. Fray Juan Gil, que únicamente disponía de trescientos
escudos, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se exigían quinientos. El
fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que
faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán
Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos cadenas y un grillo».
Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, Cervantes es liberado el 19 de
septiembre de 1580. El 24 de octubre regresó, al fin, a España con
otros cautivos también rescatados. Llegó a Denia, desde donde se
trasladó a Valencia.
En noviembre o diciembre regresa con su familia a Madrid.
En mayo de 1581 Cervantes se trasladó a Portugal,
donde se hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo
con lo que rehacer su vida y pagar las deudas que había obtenido su familia
para rescatarle de Argel. Le encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto
que él tenía muchos conocimientos de la cultura y costumbres del norte de
África. Por ese trabajo recibió 50 escudos. Regresó a Lisboa y a finales
de año volvió a Madrid. En febrero de 1582, solicita un puesto
de trabajo vacante en las Indias; sin conseguirlo. En estos años, el escritor
tiene relaciones amorosas con Ana Villafranca o Franca de Rojas, la mujer de
Alonso Rodríguez, un tabernero. De la relación nació una hija que se llamó
Isabel de Saavedra, que él reconoció.
El 12 de diciembre de 1584, contrae matrimonio
con Catalina de Salazar y Palacios en el pueblo toledano de Esquivias.
Catalina era una joven que no llegaba a los veinte años y que aportó una
pequeña dote. Se supone que el matrimonio no sólo fue estéril, sino un fracaso.
A los dos años de casados, Cervantes comienza sus extensos viajes por
Andalucía.
Es muy probable que entre los años 1581 y 1583 Cervantes escribiera La Galatea,
su primera obra literaria en volumen y trascendencia. Se publicó en Alcalá de
Henares en 1585.
Hasta entonces sólo había publicado algunas composiciones en libros ajenos, en
romanceros y cancioneros, que reunían producciones de diversos poetas.
La Galatea apareció
dividida en seis libros, aunque sólo escribió la «primera parte». Cervantes
prometió continuar la obra; sin embargo, jamás llegó a imprimirse. En el
prólogo la obra es calificada como «égloga»
y se insiste en la afición que Cervantes ha tenido siempre a la poesía. Se
trata de una novela pastoril, género que había establecido en España la Diana de Jorge de Montemayor. Aún se pueden observar las
lecturas que realizó cuando fue soldado en Italia. El matrimonio con su esposa
no resultó. Se separó de la misma a los dos años, sin haber llegado a tener
hijos. Cervantes nunca habla de su esposa en sus muchos textos autobiográficos,
a pesar de ser él quien estrenó en la literatura española el tema del divorcio,
entonces imposible en un país católico, con el entremés El juez de los divorcios. Se
supone que el matrimonio fue infeliz, aunque en ese entremés sostiene que «Más
vale el peor concierto, que no el divorcio
mejor».
En 1587,
viaja a Andalucía
como comisario de provisiones de la Armada
Invencible. Durante los años como comisario, recorre una y otra vez
el camino que va desde Madrid a Andalucía,
pasando por Toledo
y La Mancha
actual Ciudad Real.
Ese es el itinerario de Rinconete y
Cortadillo.
Se establece en Sevilla, primero como proveedor de las galeras reales, y
posteriormente, a partir de 1594,como recaudador de impuestos atrasados tercias
y alcabalas, empleos ambos que le acarrearán numerosos problemas y disputas
puesto que era el encargado de ir casa por casa recaudando impuestos, que en su
mayoría iban destinados para cubrir las guerras en las que estaba inmiscuida
España. Es encarcelado en 1597 en la Cárcel Real de Sevilla, entre septiembre y
diciembre de ese año,
tras la quiebra del banco donde depositaba la recaudación. Supuestamente
Cervantes se había apropiado de dinero público y sería descubierto tras ser
encontradas varias irregularidades en las cuentas que llevaba. En la cárcel
«engendra» Don Quijote de la Mancha, según el
prólogo a esta obra. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a
escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea
allí. El otro encarcelamiento documentado de Cervantes fue muy breve, en Castro del
Río Córdoba en 1592. No consta que haya estado
nunca en la cueva de Medrano, en Argamasilla de Alba. Desde 1604 se instala en Valladolid
por aquel entonces desde 1601 Corte Real de Felipe III, y en 1605 publica la primera
parte de la que será su principal obra: El
ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Ello marcó el comienzo del realismo como estética
literaria y creó el género literario de la novela moderna,
la novela polifónica, de amplísimo influjo
posterior, mediante el cultivo de lo que llamó «Una escritura desatada» en la
que el artista podía mostrarse «épico, lírico, trágico, cómico» en el crisol
genuino de la parodia
de todos los géneros. La segunda parte no aparece hasta 1615: El ingenioso caballero don Quijote de la
Mancha. Ambas obras le ganan un puesto en la historia de la literatura universal y convierten a su
autor, junto con Dante Alighieri, William Shakespeare, Michel de Montaigne y Goethe en un autor canónico de la
literatura occidental. Un año antes, aparece publicada una apócrifa
continuación de Alonso Fernández de Avellaneda.
Una novela escrita, al parecer, por un discípulo y amigo de Lope de Vega
de origen aragonés o por un grupo de amigos de Lope.
Entre las dos partes del Quijote, aparecen en 1613 las Novelas ejemplares, un conjunto de doce
narraciones breves, compuestas algunas de ellas muchos años antes. Su fuente es
propia y original. En ellas explora distintas fórmulas narrativas como la sátira
lucianesca El coloquio de los perros,
la novela picaresca Rinconete y Cortadillo, la miscelánea
El licenciado vidriera, la novela
bizantina La española
inglesa, El amante liberal
o, incluso, la novela policíaca La fuerza de la sangre. De algunas de ellas, como por ejemplo El celoso extremeño, se conserva una
segunda redacción testimoniada por el manuscrito llamado de Porras de la
Cámara, descubierto en el siglo XIX. Sólo esta colección de novelas habría
podido en sí misma haberle creado un puesto muy destacado en la historia de la
literatura castellana.
La crítica literaria fue una constante en su obra.
Aparece en la Galatea, en el Quijote y a ella le consagró el Viaje del
Parnaso 1614, extenso poema en tercetos encadenados. En 1615, publica Ocho comedias
y ocho entremeses nuevos nunca representados, pero su drama
más popular hoy, La Numancia,
además de El trato de Argel,
quedó inédito hasta el siglo XVIII.
Un año después de su muerte, aparece la novela Los trabajos de Persiles y Sigismunda,
cuya dedicatoria a Pedro Fernández de Castro y Andrade,
VII Conde de Lemos, su mecenas durante años, y a
quien están también dedicadas la segunda parte del Quijote y las Novelas
ejemplares, y que firmó apenas dos días antes de morir, resulta una de
las páginas más conmovedoras de la literatura española.
Cervantes muere en Madrid a la edad de 69 años de
diabetes,
en la conocida Casa de Cervantes, situada en la
esquina entre la Calle León y la Calle Francos, en el ya citado Barrio de las Letras o Barrio de las
Musas, en el entorno del conocido Madrid de los Austrias. Cervantes deseó
ser enterrado en la Iglesia del Convento de las Trinitarias Descalzas,
en el mismo barrio, ya que cuando él fue llevado preso en Argel la congregación
de los Trinitarios ayudó, hicieron de intermediarios y recogieron fondos para
que él y su hermano Rodrigo fueran liberados.
El Convento actual fue construido en distintas fases. En
el momento en que Cervantes fue enterrado allí el Convento tenía una capilla
pequeña con acceso por la Calle Huertas, pero posteriormente fue edificada una
iglesia mayor en el mismo sitio y se trasladó a este nuevo templo a las
personas que se encontraban enterradas en el anterior. El cuerpo de Cervantes también
fue trasladado pero se desconoce el lugar exacto en el que se encuentra. En julio de 2011 una serie de investigadores españoles se han propuesto
encontrar los restos de Cervantes explorando las diferentes partes del
Convento, de 3.000 metros cuadrados, para investigar mejor su aspecto físico y
las causas de su muerte.
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