La Batalla de Austerlitz, también conocida como la
Batalla de los Tres Emperadores, fue una de las mayores victorias de Napoleón y en ella el Imperio Francés aplastó definitivamente a
la Tercera Coalición. El 2 de diciembre de 1805
11 de Frimario
del año XIV según el calendario republicano francés
un ejército francés comandado por el emperador Napoleón I derrotó decisivamente
a un ejército ruso-austríaco bajo mando del Zar Alejandro I de Rusia y del emperador Francisco II del Sacro Imperio Romano Germánico
tras casi nueve horas de difícil combate. La batalla
tuvo lugar cerca de Austerlitz Slavkov u
Brna, a unos 10 km al sureste de Brno, en Moravia,
entonces parte del Imperio austríaco y hoy en la República
Checa. La batalla es a menudo recordada como una obra maestra
táctica.
La victoria francesa en Austerlitz significó el final de
la Tercera Coalición. El 26 de diciembre de 1805, Austria y Francia firmaron el
Tratado de Presburgo que significó la
salida de Austria de la guerra, reforzando los anteriores tratados de Campo Formio y Lunéville y obligando a los austríacos a
ceder tierras a los aliados alemanes de Napoleón e imponiendo a los derrotados Habsburgo
una indemnización de cuarenta millones de francos. A las tropas rusas se les
permitió volver a su país. La victoria en Austerlitz también permitió la
creación de la Confederación del Rin, una unión de
estados alemanes que pretendía ser una zona de separación entre Francia y Europa
Central. En 1806 el Sacro Imperio Romano Germánico
dejó de existir cuando el emperador Francisco II mantuvo el de Francisco I de
Austria como su único título oficial. Sin embargo, estos logros no aseguraron
una paz duradera en el continente. La preocupación prusiana
por la creciente influencia francesa en Europa Central desató la Guerra de la Cuarta Coalición en 1806.
Europa había estado en crisis desde el inicio de las Guerras revolucionarias francesas
en 1792. En 1797, tras cinco años de conflicto, la Primera República Francesa sometió a la Primera Coalición. Se formó una Segunda Coalición en 1798 que también resultó
derrotada en 1801 y dejó a Gran Bretaña como el único
oponente del Consulado francés. En marzo de 1802 Francia y
el Reino Unido acordaron poner fin a las hostilidades con la Paz de Amiens,
con la que por primera vez en diez años toda Europa estaba en paz. Sin embargo,
persistieron numerosos problemas entre ambas partes que hicieron cada vez más
difícil la implementación del tratado. El gobierno británico estaba resentido
por tener que entregar la mayoría de sus conquistas coloniales desde 1793 y
Napoleón se enfureció porque los ingleses no habían evacuado sus tropas de la
isla de Malta.
La tensa situación no hizo sino empeorar cuando Napoleón envió una fuerza
expedicionaria para aplastar la Revolución haitiana.
En mayo de 1803 el Reino Unido le declaró la guerra a Francia.
Napoleón pudo reunir unos 72 000 hombres y 157
cañones para la inminente batalla, aunque cerca de 7000 soldados bajo mando de Davoutestaban todavía muy lejos hacia el
sur en dirección a Viena.
Los aliados contaban con alrededor de 85 000 soldados, el setenta por
ciento de ellos rusos, y 318 cañones.
El ejército francés era inferior en número
y al principio Napoleón no estaba seguro de su victoria. En una carta al
Ministro de Asuntos Exteriores, Talleyrand, Napoleón le pidió que no le
dijera nada a nadie de la próxima batalla, pues no quería molestar a la
emperatriz Josefina. De acuerdo con Frederick C.
Schneid, la principal preocupación de Napoleón no era la tranquilidad de
Josefina, sino cómo explicarle una derrota del ejército francés.
La batalla tuvo lugar a unos diez kilómetros al sureste
de la ciudad de Brno,
entre esa ciudad y Austerlitz en checo:
Slavkov u
Brna en lo que hoy es la República Checa. La parte norte del campo
de batalla estaba dominada por los 210 m de la colina Santon y los 260 m de la
colina Zuran, ambas con vistas sobre el vital camino Olomouc/Brno,
en dirección este-oeste. Al oeste de las dos colinas se encontraba el pueblo de
Bellowitz Bedrichovice, y entre ellos el arroyo Bosenitz Roketnice que
corría al sur para enlazar con el arroyo Goldbach Ricka, que fluye entre los
pueblos de Kobelnitz Kobylnice, Sokolnitz y Telnitz. El
centro de toda el área eran los Altos Pratzen Prace, una colina de suave
pendiente de unos once o doce metros de altura. Un asesor afirmó que Napoleón
dijo en repetidas ocasiones a sus mariscales: «Caballeros, examinad
cuidadosamente este terreno, será un campo de batalla; ustedes jugarán un papel
en él».
Las acciones de combate dieron comienzo sobre las 8 de la
mañana del 2 de diciembre de 1805 cuando la primera columna aliada atacó la
villa de Telnitz, que era defendida por el 3er Regimiento de Línea.
Este sector del campo de batalla fue escenario de numerosos combates en los
momentos posteriores con varias cargas aliadas que expulsaron a los franceses
de la localidad y los obligaron a retroceder a la otra orilla del arroyo
Goldbach. Los primeros hombres de los cuerpos de Davout llegaron en ese momento
e hicieron salir a los aliados de Telnitz, pero a continuación fueron atacados
por húsares
y nuevamente arrojados de la localidad. Otros ataques aliados en Telnitz fueron
detenidos por la artillería francesa.
Las columnas aliadas comenzaron a embestir la derecha
francesa, pero no a la velocidad deseada pues los franceses les pusieron freno
con éxito. En realidad, los ataques de los aliados estaban equivocados y
llegaban a destiempo: los destacamentos de caballería de Liechtenstein en el flanco izquierdo
aliado tuvieron que ser colocados en el derecho y, en el traslado, se
encontraron y retrasaron a parte de la segunda columna de infantería que
avanzaba contra la derecha francesa.
Los planificadores pensaron en ese momento que era un desastre, pero luego
resultaría una ayuda. Mientras tanto, la vanguardia de la segunda columna
estaba atacando el pueblo de Sokolnitz, defendida por el 26º Regimiento Ligero
y tirailleurs,
hostigadores
franceses. Los asaltos aliados iniciales no tuvieron éxito y el general Langeron
ordenó el bombardeo de la villa, lo que expulsó a los franceses. Al tiempo la
tercera columna acometía el castillo de Sokolnitz. Los franceses contratacaron
y retomaron el pueblo para ser expulsados de nuevo. Los combates en el sector
cesaron temporalmente cuando la división de Louis Friant, parte del
III Cuerpo, se hizo con la localidad. Sokolnitz fue quizá la más disputada del
campo de batalla y cambió de manos varias veces a lo largo del día.
Mientras las tropas aliadas atacaban el flanco derecho de
los franceses, el IV Cuerpo de Kutúzov se detuvo en los Altos Pratzen y se
quedó allí. Al igual que Napoleón, Kutúzov se dio cuenta de la importancia de
Pratzen y decidió proteger la posición, pero el zar no lo entendió así y
expulsó al IV Cuerpo de los Altos, empujando al ejército aliado a su tumba.
Sobre las 8:45 de la mañana, satisfecho por la debilidad
del centro enemigo, Napoleón preguntó a Soult cuánto tiempo tardarían sus
hombres en llegar a los Altos Pratzen, a lo que el mariscal respondió: «Menos
de veinte minutos, sire». Aproximadamente un cuarto de hora después el
emperador francés ordenó el ataque, añadiendo: «Un golpe fuerte y la guerra ha
terminado».
Una densa niebla ayudó a cubrir el avance de la división
de Saint-Hilaire,
pero, a medida que ascendían, el legendario «Sol de Austerlitz» disipó la
niebla y les infundió coraje.
Los soldados rusos y comandantes que se encontraban en la parte superior
quedaron sorprendidos al ver la cantidad de soldados enemigos que avanzaban
hacia ellos.
Tras una hora de lucha, la cuarta columna aliada quedó casi completamente
destruida, aunque otros soldados de la segunda, en su mayoría austríacos sin
experiencia, también participaron e igualaron fuerzas en la refriega contra una
de las mejores fuerzas de combate del ejército francés, a la que expulsaron
momentáneamente del alto. Sin embargo, presa de la desesperación, los hombres
de Saint-Hilaire cargaron de nuevo a la bayoneta
contra los aliados de Pratzen y ganaron la posición. Al norte, la división del
general Vandamme atacó en un área
llamada Staré Vinohrady («Viejos viñedos») y gracias a sus hábiles tirailleurs y sus mortales descargas
de fusilería acabaron con varios batallones enemigos.
La batalla se había vuelto claramente a favor del bando
francés, pero estaba lejos de terminar. Napoleón ordenó al I Cuerpo de
Bernadotte dar soporte a la izquierda de Vandamme y trasladó su propio centro
de mando desde la colina Zuran a la capilla de San Antonio en los Altos
Pratzen. La difícil situación de los aliados fue confirmada por su decisión de
enviar a la Guardia Imperial rusa, bajo mando del Gran Duque Constantino, hermano del zar
Alejandro, a contratacar en la sección del campo de Vandamme, forzando
sangrientos combates y la única pérdida de una unidad francesa en la batalla,
un batallón del 4º Regimiento de Línea. Previendo problemas, Napoleón ordenó
avanzar a su guardia de caballería pesada, que aniquiló a sus contrapartes
rusas pero no consiguió decantar la batalla por la gran cantidad de unidades
montadas de ambos bandos implicadas en la lucha. Los rusos tenían ventaja
numérica aquí, pero la intervención de la división Drouet, segunda del I Cuerpo
de Bernadotte, permitió a la caballería francesa buscar refugio tras sus
líneas. La artillería a caballo de la guardia de Napoleón también causó
numerosas bajas a la caballería y los fusileros rusos, que abortaron la acción
y cayeron en gran número perseguidos durante casi medio kilómetro por la
fortalecida caballería gala.
Las víctimas rusas en Pratzen incluyeron a Kutúzov, gravemente herido, y a su
hijastro Ferdinand von Tiesenhausen,
muerto en combate.
Mientras tanto, la parte norte del campo de batalla
también era testigo de intensos combates. La caballería pesada del príncipe de Liechtenstein comenzó a asaltar a las
fuerzas de caballería ligera francesa de Kellerman tras haber alcanzado su
posición correcta en el campo. El combate comenzó favorable a los franceses,
pero los efectivos de Kellerman se cubrieron tras la división de infantería del
general Caffarelli una vez que quedó claro que el número de rusos era demasiado
elevado. Los hombres de Caffarelli detuvieron los asaltos de los rusos y
permitieron a Joaquín Murat enviar a la lucha a dos
divisiones de coraceros, comandadas por d'Hautpoul y Nansouty, para acabar de
forma definitiva con la caballería zarista. La refriega fue encarnizada y
larga, pero se impusieron los franceses. Entonces Lannes lanzó su V Cuerpo
contra los efectivos de Piotr Bagration y, tras duros combates,
consiguió expulsar al experto comandante ruso del campo de batalla. Lannes
quería perseguirlo, pero Murat, a cargo de ese sector, estuvo en contra de la
idea.
La atención de Napoleón se desplazó entonces hacia el
extremo sur del campo de batalla, donde sus tropas y los aliados continuaban
luchando por Sokolnitz y Telnitz. En un doble ataque, la división de St.
Hilaire y parte del III cuerpo de Davout arremetieron contra el enemigo en
Sokolnitz y persuadieron a los comandantes de las dos columnas, los generales
Kienmayer y Langeron, para huir rápidamente. Buxhowden, comandante ruso del ala
izquierda de los aliados y hombre responsable de liderar el ataque, estaba
completamente borracho y también emprendió la huida. Kienmayer cubrió su
retirada con la caballería ligera de O'Reilly, quien además derrotó
valientemente a cinco de los seis regimientos de caballería francesa antes de
tener que retirarse también.
Entonces se apoderó del ejército aliado un pánico general
y comenzó a abandonar el campo de batalla en todas las direcciones posibles.
Durante esta retirada se produjo un famoso y terrible episodio: las fuerzas
rusas derrotadas por los galos se retiraban al sur, hacia Viena, a través de
los estanques helados Satschan. La artillería francesa los atacó y rompió el
hielo, provocando que muchos hombres se ahogaran en las aguas heladas y se
hundieran decenas de piezas de artillería. Las estimaciones de las fuentes
sobre cuántos cañones fueron capturados en esta acción difieren, pues pueden
ser desde 38 a más de 100, así como el número de bajas, que oscila entre 200 y
más de 2000. Debido a que Napoleón exageró este incidente en su informe sobre
la batalla y a que el zar lo aceptó tácitamente como excusa a tan catastrófica
derrota, las cifras más comedidas deben acercarse más a la realidad. Muchos
rusos ahogados fueron rescatados por los franceses.
Sin embargo, las evidencias locales, hechas públicas mucho después, sugieren
que el relato de Napoleón es totalmente ficticio, pues por instrucciones del
emperador los lagos fueron drenados unos pocos días después de la batalla y sólo
fueron encontrados los cuerpos de dos o tres hombres y unos 150 caballos
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