viernes, 7 de mayo de 2010
EL VALOR DE UN CESTO
Antes de tejer, el hombre aprendió a hacer cestas de mimbre, cañas, tiras de madera... Un arte que llegó a su máxima expresión en Egipto, donde se utilizaba como materia prima, el papiro, una planta de entre dos y tres metros de altura, cuyas hojas secas se empleaban como papel.
En la antigüedad el cesto servía para todo. Hace cinco mil años, el sumo sacerdote de Babilonia lo usaba como corona y en Roma se usaba como asiento.
Hasta se ha llegado a contar el tiempo en cestos. En Oriente los campesinos decían; tres años dura un cesto; tres cestos es la vida de un perro; nueve la del caballo; 27 cestos vive el hombre y el elefante muere a los 31 cestos.
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