AIDA es una ópera en
cuatro actos con música de Giuseppe Verdi
y7 libreto en italiano de
Antonio Ghislanzoni, basado
en la versión francesa de Camille du Locle de la historia propuesta por el egiptólogo francés
Auguste Mariette. Aida fue estrenada en el Teatro de Ópera del Jedive en El Cairo el 24 de diciembre de 1871, dirigida por Giovanni Bottesini.
Ismail Pachjá encargó a Verdi una
ópera para representarla en enero de 1871, pagándole para ello 150.000 francos, pero el estreno se retrasó debido a la Guerra Franco-Prusiana. Un erudito ha
señalado que la idea fue pergeñada por Temistocle
Solera y no por
Auguste Mariette. El libreto de Metastasio Nitteti fue una fuente principal de la trama.
En contra de la creencia popular, la
ópera no se escribió para conmemorar la inauguración del Canal de Suez en 1869, ni tampoco para el Teatro de
Ópera del Jedive que se abrió con el Rigoletto de Verdi en el mismo año. A Verdi le
pidieron componer una oda para la apertura del Canal, pero declinó la petición
arguyendo que no escribía "piezas ocasionales", pero comenzó a barajar la idea de
componer una ópera. Pasha intentó convencer nuevamente a Verdi, e incluso a Gounod o Wagner,
abriendo la posibilidad de componer una ópera. Cuando Verdi leyó el argumento
escrito por Auguste
Mariette lo consideró
como una buena opción y finalmente aceptó el encargo el 2 de junio de 1870.
Verdi originalmente eligió no escribir
una obertura para la ópera, sino meramente un breve preludio orquestal. Luego
compuso una obertura de la variedad popurrí para
reemplazar al preludio original. Sin embargo, al final decidió que no se
interpretara la obertura debido a su -en sus propias palabras- "insipidez
pretenciosa". Esta obertura, que no se usa normalmente hoy, se ofreció en
una insólita interpretación por Arturo Toscanini y la Orquesta Sinfónica de la NBC el 30 de marzo de 1940, que nunca se
lanzó comercialmente.
Aida tuvo gran éxito cuando finalmente se
estrenó en El Cairo el 24 de diciembre de 1871. Verdi se acercó al género de la Grand
Opera, creando una obra espectacular, de gran despliegue escénico grandes
coros y escenas, efectos especiales. La representación fue grandiosa. El
vestuario, los accesorios y el escenario para el estreno fueron diseñados por Auguste
Mariette. La corona que ceñía Amneris era de oro macizo y las armas
de Radamés de plata. Fueron sus protagonistas la soprano Antonietta Pozzoni Aida,
el tenor Pietro Mongini Radamés, la mezzosoprano Eleonora Grossi Amneris y el
barítono Francesco Steller Amonasro entre otros. Verdi había escrito el papel
de Aida para la voz de Teresa Stolz,
quien lo cantó por vez primera en el estreno milanés. Verdi había pedido al prometido
de Teresa, Ángelo Mariani, que dirigiera el
estreno en El Cairo, pero él declinó la oferta, de manera que se encargó de
ello Giovanni Bottesini. Aunque Verdi no acudió al estreno en
El Cairo, estuvo muy insatisfecho con el hecho de que la audiencia estuviera
formada por dignatarios, políticos y críticos, pero no miembros del público en
general. Por lo tanto consideró el estreno en Italia y por lo tanto en Europa,
que tuvo lugar en La Scala de Milán el 8 de febrero de 1872, y en el que se
implicó intensamente en cada etapa, como su estreno real.
La Amneris de Milán, María Waldmann,
fue su favorita en el papel y le pidió que lo repitiera varias veces.
Aida fue recibida con gran entusiasmo en su
estreno milanés. La ópera pronto se representó en los principales teatros de
ópera por toda Italia, incluyendo el Teatro Regio di Parma 20 de abril de 1872, el Teatro di San Carlo 30 de marzo de 1873, La Fenice 11 de junio de 1873, el Teatro Regio di Torino 26 de diciembre de 1874, el Teatro Comunale de Bolonia 30 de septiembre de 1877, con Giuseppina
Pasqua como Amneris y Franco Novara como el Rey, y el Teatro Costanzi 8 de octubre de 1881, con Theresia Singer como Aida y Giulia
Novelli como Amneris
entre otros.
La opera no especifica de manera muy
precisa el período histórico en que se desarrolla, de manera que es difícil
ubicarla de manera precisa dentro del Reino Antiguo. Para la primera representación,
Mariette hizo un enorme esfuerzo para que tanto los escenarios como los trajes
parecieran auténticos. Dada la
constancia de los estilos artísticos a lo largo de tres mil años de historia
del Antiguo Egipto, ninguna producción necesita escoger un período temporal
específico dentro del amplio marco de la historia del Antiguo Egipto.
Aida, una princesa etíope, es
capturada y llevada a Egipto como esclava. Un comandante militar, Radamés,
lucha al dividirse entre su amor por ella y su lealtad al Faraón.
Para complicar la historia aún más, Radamés es objeto del amor de la hija del
Faraón, Amneris, aunque él no corresponde a sus sentimientos.
Ramfis, el sumo
sacerdote de Egipto, le dice a Radamés, el joven guerrero, que la guerra con
los etíopes parece inevitable, y Radamés expresa su esperanza de ser elegido
como comandante egipcio. Ramfis, Radamés: Si, corre voce I'Etiope ardisca "Sí, se rumorea que Etiopía se atreve de nuevo
a desafiar nuestro poder".
Radamés sueña tanto con obtener la
victoria en el campo de batalla como de Aida, la esclava etíope a la que ama en
secreto. Canta «"Celeste Aida")». Se trata de una página en cuyo
recitativo «se quel guerrier io fossi»
oímos al militar que espera ser designado caudillo de su pueblo en la guerra
contra los etíopes. Luego se expresa el enamorado: la gloria que anhela le
servirá para coronar a Aida y subirla a «un trono junto al sol». Con estas
palabras termina el tenor una difícil aria, que lleva su voz en tres ocasiones
al si bemol agudo. El
hecho de que el último de éstos haya de cantarse pianíssimo y recién salido a escena con garganta
fría, hace de esta romanza una de las más temidas por los tenores. De hecho, el
famoso tenor francés Roberto Alagna fue abucheado en la Scala de Milán
después de interpretar esta célebre aria. Aida, que está también en secreto
enamorada de Radamés, es la hija capturada del rey etíope Amonasro, pero sus
captores egipcios no son conscientes de su verdadera identidad. Su padre ha
invadido Egipto para liberarla de la esclavitud.
Amneris, la hija del rey egipcio entra
en el salón. Ella también ama a Radamés, pero teme que su corazón pertenezca a
alguien más Radamés, Amneris: Quale insolita gioia nel tuo sguardo
"En tus miradas veo una alegría insólita".
Entonces aparece Aida y, cuando
Radamés la ve, Amneris se da cuenta de que él parece perturbado. Ella sospecha
que Aida puede ser su rival, pero es capaz de esconder sus celos y se acerca a
ella Amneris, Aida, Radames: Vieni, o diletta, appressati
"Ven, querida mía, acércate"
El Rey entra, junto con el Sumo
Sacerdote, Ramfis, y toda la corte del palacio. Un mensajero anuncia que los
etíopes, liderados por el rey Amonasro, marchan hacia Tebas.
El Rey declara la guerra y proclama a Radamés para ser el hombre elegido por la
diosa Isis como líder del ejército El Rey, Mensajero, Radamés, Aida, Amneris,
coro: Alta cagion v'aduna "Oh el destino se cierne sobre
Egipto". Al recibir el mandato del Rey, Radamés se encamina al templo de Ptah para tomar las armas sagradas El Rey,
Radamés, Aida, Amneris, coro: Su! del Nilo al sacro lido
"¡Arriba! Del sagrado río Nilo, guardad las orillas".
Este cuatro finaliza con Aida sola en
el salón, cantando Ritorna vincitor "Regresa
vencedor", en la que se siente dividida entre su amor como hija, la
lealtad a su país y el amor por Radamés, haciendo suyas las palabras con que
los egipcios saludan a Radamés, recién nombrado general del ejército,
deseándole la victoria. Ella también quiere el éxito de su amado y supone, al
tiempo, la derrota de su padre Amonasro, rey de los etíopes. Amor y deber
patrio luchan en el corazón generoso de la angustiada joven, que al final de la
página ruega compasión a los dioses